En medio del lento avance de reformas, el jefe de la comisión que las impulsa dice que la venta de la participación de más del 90% que tiene el Estado en la economía no está en la agenda
Cada lunes en algún sitio del Palacio de la Revolución de Cuba, sede del Gobierno, un grupo de hombres y mujeres encargado de reactivar la frágil economía de la isla se reúne para revisar el progreso de las reformas para la construcción de lo que describen como un socialismo «próspero y sostenible».
Tienen que trabajar duro para lograrlo, como lo demuestra el reciente hallazgo en Panamá de viejo armamento cubano cuando era llevado en un buque a Corea del Norte para ser reparado, un paseo por cualquier calle de La Habana con baches o la admisión del Gobierno de que el 58% del agua bombeada desde los embalses se pierde en fugas de las tuberías.
Los hombres y mujeres forman parte de una Comisión del Partido Comunista, encargada de implementar un plan acordado en el año 2011 de 313 reformas en cinco años para modernizar la economía doméstica.
El primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, explicó en una reciente entrevista con periodistas cubanos que la reunión semanal está encabezada por el presidente Raúl Castro, quien revisa «todo lo avanzado en términos de diseño de las políticas». Díaz-Canel es quien algún día puede ser el sucesor de Castro, de 82 años.
Hablar de vender la participación de más del 90% que tiene el Estado en la economía no parece estar en el orden del día de las reuniones de los lunes sobre las reformas, según lo declarado por el jefe de la comisión del Partido, Marino Murillo.
A principios de mes, Murillo les dijo a los diputados a la Asamblea Nacional que estaban terriblemente equivocados quienes dentro y fuera del país piensan que su Comisión fue creada para restaurar el capitalismo o planificar una liquidación.
«No se puede confundir transformación de la propiedad con la modernización de su gestión, son dos cosas diferentes», aseguró el líder de la mencionada comisión durante en un discurso de dos horas.
«Esta (modernización)… sí permite nuevos actores en el sector no estatal (granjas, pequeñas empresas, cooperativas y empresas mixtas)», sostuvo Díaz-Canel.
El sector no estatal, que incluye a empleados de las pequeñas empresas y a muchos que «trabajan por cuenta propia» como taxistas y vendedores de productos agrícolas, comprende actualmente el 23% de una fuerza laboral de 5,1 millones de personas, de acuerdo con Carlos Mateu Pereira, asesor del Ministerio de Trabajo y Seguridad de la isla.
Murillo aseguró que aún gobierna la planificación central, pero en un rol más de «regulador y no un administrador» ya que al mercado se la ha dado más participación en la fijación de los precios y en otras decisiones de negocios.
Y usó al sector agrícola como un ejemplo de lo que quería decir. Precisó que el 70% de la tierra se arrienda a las cooperativas y a los pequeños agricultores, mientras que el 20% es de los privados y sus cooperativistas. En tanto que las empresas estatales ocupan el 10% de la tierra.
Murillo agregó que una cantidad cada vez mayor de productos de las granjas se vende en el mercado abierto -cerca del 47%- sin pasar por el monopolio del comercio mayorista del Estado.
Reglas de precaución
Para quienes creen que la modernización de la economía está avanzando muy lento cuando va a mitad del camino del plan quinquenal de reformas, Castro afirmó ante el Parlamento: «No queremos aplicar terapias de choque (…) como en Europa».
El crecimiento económico de los últimos años promedia el 2,5% a pesar de la implementación de las reformas, en comparación con el de entre 5 y 7% que los economistas sostienen que se requiere para el desarrollo. Para eso se necesita una inversión extranjera significativa, añadieron.
Por su parte, los funcionarios de la Asamblea Nacional de dos días dedicada a la economía local no mencionaron la inversión extranjera del país.
Ninguna de las empresas extranjeras radicadas en Cuba, 190 según las últimas cifras, posee propiedad absoluta ni tiene derecho a vender sus acciones sin la autorización de su socio estatal.
La reforma es un laborioso proceso que ha pasado desde levantar prohibiciones a la propiedad personal, a los viajes, a la actividad económica minorista y a la agricultura hasta «una etapa que yo diría es crucial y definitoria» en temas tan espinosos como la dualidad monetaria y la ineficiencia de las empresas, destacó Díaz-Canel.
Desde la caída de su antiguo benefactor, la Unión Soviética, Cuba ha tenido que trabajar su contabilidad, el presupuesto y otros asuntos económicos complejos tomando en cuenta dos monedas que han estado en circulación: la nacional (CUP) y el peso convertible (CUC), que vale 25 veces más que el peso cubano (CUP) y un mismo equivalente en dólares.
Fuente: Infobae