Se podría decir que la forma más fácil de categorizar es pequeño o grande y delgado o grueso. Pero hay mucho más que eso. Así como no hay dos vaginas iguales, no hay dos penes iguales. Sin embargo, a diferencia de nosotras, en ocasiones sí pueden variar muchísimo y hasta llegar a provocar sorpresas enormes en la recámara.
El que crece
Se trata del más común, el que es más pequeño cuando está flácido y que se vuelve más grande y grueso cuando está erecto.
Lo que ves, es lo que hay
Este tipo de pene siempre está del mismo tamaño, flácido o erecto la longitud es siempre la misma.
El que sorprende
Flácido puede ser extremadamente pequeño, pero cuando se emociona crece muchísimo.
El que va de lado
Es muy raro que estén totalmente derechos, pero hay unos que hasta te hacen girar la cabeza. Pero antes de rechazarlo hay que ver su buena cara, llegan a ángulos que otros no y que dan gratas experiencias.
El Enorme
¿Cabrá? Es lo primero que pasa por tu cabeza. Sí, con dificultad, pero hay posiciones que lo permiten, siempre y cuando no sean profundas y que haya mucha lubricación.
El lápiz
Muy delgado que hasta tienes que contener la cara de sorpresa al verlo. Pueden ser los menos atractivos pero siempre y cuando compensen con juego previo no tiene que ser una mala experiencia.
El gordito
Pequeño pero muy grueso, aunque no sea particularmente agradable a la vista es bastante agradable.
Puntiagudo
La cabeza del pene es mucho más delgada de lo que sueles encontrar, aunque el resto sea bastante estándar. ¿La ventaja? Incluso cuando no hay mucha lubricación es fácil que se pueda tener sexo.
El cabezón
A diferencia del anterior, la cabeza es más ancha que el resto del cuerpo y es este tipo de pene el que puede generar más sorpresas al verlo.
Veintitantos