La Tierra ha sido testigo directo del ir y venir de distintas especies a lo largo de la línea de tiempo a causa de las distintas extinciones masivas o explosiones de biodiversidad. Por ello, estudiar los fósiles nos ayuda a perseguir este rompecabezas y estimar el tamaño de la población de las especies desde que surgieron por primera vez hasta que acabaron extinguiéndose, de uno u otro modo.
Ahora, un equipo de científicos de ha querido extraer estos datos de uno de los dinosaurios más famosos de la historia: el Tyrannosaurus rex. Según sus cálculos, el número de T. rex que deambularon sobre el mundo es apabullante: unos 2.500 millones de ejemplares.
¿Cómo calcularon esta cifra?
Para establecer una estimación fidedigna de la población total de una especie muerta, los expertos siguen un método similar al que se sigue con las especies vivas, con una metodología con nombre propio: ley de Damuth.
Esta ley, una ecuación ecológica que afirma que la densidad de población promedio se puede predecir en función del tamaño corporal, donde los animales de mayor tamaño contarán con poblaciones más pequeñas en comparación con las criaturas más pequeñas (imaginemos elefantes versus hormigas).
¿Para qué puede servirnos este dato?
Además de para hacernos una idea de la población del animal, también nos puede proporcionar una idea de las ecologías pasadas y las especies que faltan en el registro fósil, pues una estimación de la población total del icónico depredador puede enseñarnos cosas sobre los dinosaurios que los fósiles no pueden.
«Establecer la fisiología del T. rex ha demostrado ser un desafío», escribieron los autores en su artículo publicado en la revista Science. Y es que una especie con metabolismo más lento podría sostener una densidad mayor de población más grande. Y el hecho de si los dinosaurios eran de sangre caliente o fría sigue siendo un tema muy debatido en la comunidad científica.
¿Cómo sopesar este debate?
Los investigadores decidieron asumir una fisiología intermedia, a medio camino entre un gran mamífero carnívoro y un gran lagarto terrestre como un dragón de Komodo.
Debido a que aún se desconoce tanto sobre los dinosaurios, y dada la naturaleza incompleta del registro fósil, la noción de poder estimar de manera confiable el número de poblaciones de especies extintas hace mucho tiempo ha sido descartada como una imposibilidad, pero los científicos no buscaban encontrar una única respuesta definitiva, sino establecer límites sobre lo que pensaban que podría haber sido un número plausible. A pesar de las incertidumbres, el modelo presenta un resultado cualitativo sólido, según los expertos, de uno de los terópodos carnívoros más grandes conocidos por la ciencia.
Como el enfoque utilizado tiene un gran potencial, los científicos esperan expandir este trabajo a todos los dinosaurios que existen dentro del ecosistema del T. rex. Muchos piensan que su trabajo podría usarse para estimar el número total de cualquier especie extinta, siempre que contemos con la información necesaria para ello (saber la masa corporal, si comía carne o plantas o si era un animal de sangre fría o caliente).
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