Tres horas es el tiempo mínimo que una persona puede dormir cada día. Ese lapso es conocido como “sueño esencial” y, (como el beber o el comer) es imprescindible para la vida. Así lo explica el responsable de la Unidad de Sueño del Hospital Quirón de Madrid, el doctor Gonzalo Pin. Y lo hace a propósito de la noticia de que Michael Jackson estuvo 60 días sin dormir antes de fallecer en 2009. Según este experto esto es algo «prácticamente imposible».
En efecto, el doctor Pin sostiene que estar 60 días sin dormir para una persona es «prácticamente imposible», algo que señala «de manera objetiva».
Para él, la naturaleza impide que el ser humano esté sin dormir las tres horas que dura el denominado «sueño esencial», aunque reconoce que la enfermedad de insomnio familiar, de la cual hay muy pocos casos descritos, «sí que lleva a la muerte».
No obstante, el también miembro de la Asociación Española del Sueño (Asenarco) aclara que «no hay persona que sea capaz de sobrevivir con un déficit crónico de sueño».
Ante una situación así, el experto considera que las primeras consecuencias son «la pérdida del control de los impulsos», por lo que «se empieza a perder la memoria, se altera el apetito y se quiere comer alimentos más hipercalóricos». Tras ello, «viene la pérdida de calor», expone.
Pin asegura que, a medida que se va progresando el insomnio, se incrementa la posibilidad de sufrir «accidentes laborales, domiciliarios y de conducción», y es que, «primero pierdes la capacidad física y luego la psíquica».
De esta forma, subraya que existe un deterioro progresivo de la calidad de vida que puede derivar en la muerte, aunque ésta no se produce por la falta de sueño, «sino por lo efectos secundarios que se van produciendo en el sistema inmunológico».
A todo ello se une el incremento del estado depresivo, ya que «hay una relación directa entre el déficit crónico de sueño y la depresión», indica. De cualquier forma, en muchas ocasiones, «no se sabe que se produce primero», observa.
En cuanto a los tipos de insomnio, Pin establece una diferencia entre el agudo y el crónico, ya que el primero se produce por un problema, algo que es «consustancial al ser humano». No obstante, la dificultad para él la entraña cuando la situación estresante desaparece «y el insomnio persiste», informó 20minmutos.es.
A su juicio, el sueño tiene tres componentes, siendo éstos «el biológico, el psicológico y el social», por lo que, en el insomnio crónico, se deberían tratar todos ellos, «y no única y exclusivamente con el fármaco».
Fuente: http://www.rpp.com.pe/