Todos tenemos el típico amigo con unos conocimientos musicales por encima de la media. Si no lo tienes, vamos a darte una buena noticia: eres tú y no te habías enterado. El prescriptor de la cuadrilla, ese chaval o chavala que consume pistas con omnívoro y omnímodo apetito, que lee las webs de tendencias más recónditas en busca de lo último de lo último. Un cazatalentos cotidiano que va guiando a los demás, pasito a pasito, hacia la modernidad audible.
Si no fuera por él, escucharíamos en bucle cada día el disco que más se anuncie por la tele (seguramente, un bodrio con ‘marketing’ desmesurado). Conscientes de ello, le pedimos consejo con frecuencia. Seguimos sus listas en Spotify y nos pasa vídeos de YouTube que aún no alcanzan las 10.000 reproducciones. Después, nosotros se los pasamos a otros y empieza el boca a oreja.
Usamos Facebook o WhatsApp como plataforma de recomendación, pero tenemos que hacer clic en el enlace para degustar el plato sonoro ¿No hay una red social o un chat más efectivo para estos menesteres? Claro que sí: te presentamos Rithm, lo que pasa cuando Spotify conoce a WhatsApp y se enamoran.
En verdad no es un servicio completamente nuevo. Lleva pululando por las tiendas de apps desde 2013, pero sus creadores acaban de remodelarlo por completo para hacer de él un servicio de música en ‘streaming’ en toda regla, con un modelo de negocio similar al del famoso software sueco.
En palabras de Mike Wagman, cofundador de Rithm, “Spotify ofrece música a la carta en cualquier momento y en cualquier lugar. Nuestro objetivo es hacer llegar el mercado del ‘streaming’ a los usuarios que quieren un servicio de mensajería”. De ahí que, además de clips de audio, puedas expresarte utilizando los típicos recursos: texto, fotos, emoticonos…
Fuente: abc.es