¿Cuándo comenzar a hacer ejercicio durante el embarazo?

¿Cuándo comenzar a hacer ejercicio durante el embarazo?

Cuando el médico confirme que no existe contraindicación para hacer ejercicio, podemos iniciarlo, siguiendo ciertas recomendaciones que dependerán de nuestro estado físico y de lo acostumbradas que estemos a realizar actividad física.

 

Si no solemos hacer ejercicio, hay que empezar gradualmente durante el primer trimestre y a niveles de esfuerzo bajo para ir poco a poco subiendo la intensidad del ejercicio. Como hemos comentado, no se recomienda durante el primer trimestre iniciar ninguna actividad nueva. Siempre habremos de estar atentas a que el ejercicio no nos cause dolor, sensación de “falta de aire” o cansancio excesivo.

 

Recordemos que hacer ejercicio o realizar una actividad física es practicar cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía, y que se practica de manera regular.

 

Puede ser un deporte (pero no hablamos de alta competición, que está desaconsejada) o caminar, hacer yoga, nadar… a un ritmo moderado, y estas actividades se pueden hacer desde el inicio del embarazo.

 

Si estamos acostumbradas a un ritmo fuerte de ejercicio, es conveniente rebajarlo (seguramente el cuerpo nos pedirá moderación) y como es lógico tampoco se pueden practicar deportes de riesgo (esquí, escalada…) o de impacto excesivo (spinning, triatlon…).

 

¿Y cuándo parar de hacer ejercicio durante el embarazo?

 

Si el embarazo continúa sin dificultades, el segundo trimestre sigue siendo una etapa perfecta para la práctica de ejercicio, cuando el peso corporal de la futura mamá aún no ha aumentado demasiado.

 

El el tercer trimestre, ya avanzado el embarazo, seguramente habremos de rebajar el ritmo de ejercicio, pero a cambio podemos iniciar o intensificar los ejercicios de preparación al parto. Algunos ejercicios son menos recomendables en esta etapa, como el ciclismo, por la pérdida de equilibrio que puede suponer el gran volumen de la barriga.

 

Y, hasta el último momento antes de que nazca el bebé, caminar a buen ritmo es la mejor de las opciones, segura y favorecedora de la llegada del parto de manera natural una vez hemos alcanzado las 38 semanas. En la recta final del embarazo, facilita el trabajo de parto debido al balanceo pélvico que se produce durante la caminata, cuando se va produciendo el borramiento del cuello uterino en la primera fase del parto, la dilatación precoz o latente.

 

Otra cuestión es que hayamos de interrumpir el ejercicio porque se produce alguna dificultad o riesgo para el embarazo y nos manden reposo.

 

Dejaremos de hacer ejercicio y acudiremos al médico si tenemos alguno de los siguientes síntomas: hemorragia vaginal, dificultades o esfuerzo para respirar, mareos, dolor de cabeza, molestias en el pecho, debilidad muscular, dolor o hinchazón en las pantorrillas, contracciones, reducción en el movimiento del feto, visión borrosa o pérdida de líquido por la vagina.

 

En definitiva, desde el primer momento si no existe riesgo para el embarazo podemos practicar ejercicios suaves y adecuados para esta etapa. Es importante confirmar con el médico que el ejercicio que practicamos no es perjudicial o que nos aconseje qué sería lo mejor si no estamos habituadas a ninguna actividad física.

 

Fuente:bebesymas

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