La tradición de enviar tarjetas de Navidad es practicada por millones de personas en todo el mundo, pero pocos saben cuál es el origen de esta costumbre decembrina. ¿Estás listo para conocer la historia detrás de las primeras tarjetas navideñas?
Un cambio que hizo historia
En 1837, el sistema postal inglés tenía grandes deficiencias. La institución trabajaba de manera poco organizada, debido a que sus protocolos eran los mismos desde hace 200 años (cuando el correo no era de uso público, sino que era empleado para enviar documentos militares y gubernamentales).
Otro factor que afectaba el uso de este servicio era su costo, que el público común no podía pagar fácilmente. El precio por cada carta era fijado según la cantidad de páginas que esta tuviese, y la distancia que hiciese falta recorrer para entregar la misiva.
Rowland Hill, un maestro de escuela de Birmingham, promovió una serie de importantes reformas en el servicio de correo inglés. En 1840, Hill pasó a estar al frente del Post Office. Gracias a su labor, el envío de cartas empezó a tener un costo estandarizado (1 penique), sin cargos extra por la distancia.
Una vez que el envío de cartas fue más accesible, algunos miembros de la Oficina de Correo empezaron a preguntarse cómo hacer para que el público en general usara más el servicio. En 1843, sir Henry Cole tuvo una idea genial: vender tarjetas de Navidad.
Las primeras tarjetas de Navidad
Para su proyecto, sir Cole solicitó la ayuda de un amigo artista, John Callcott Horsley, para plasmar una ilustración con motivo navideño, y a color, en una tarjeta de cartón de tres paneles.
La estampa que Callcott Horsley diseñó para su tarjeta muestra a una familia inglesa tradicional tomando vino durante la cena de Navidad. La familia ocupa el cuadro central. Los paneles laterales muestran a dos ingleses ofreciendo alimentos y ayuda a pobres de los suburbios londinenses.
Ya listo el diseño, Cole envió la tarjeta a la imprenta para reproducirla. Cada reproducción valdría 1 chelín. Para la Navidad de 1843, pocos menos de 1000 tarjetas fueron vendidas. Las tarjetas eran firmadas con buenos deseos para una persona o una familia, y enviadas posteriormente por correo.
Entre los primeros diseños de tarjetas navideñas, las imágenes del invierno y las escenas religiosas fueron más bien escasas. Los ingleses parecían preferir mucho más las ilustraciones con flores, hadas y otros elementos que recordaran la próxima llegada de la primavera.
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