Algo huele a podrido en Dinamarca, dice el centinela Marcelo en Hamlet. Pero si salimos del país de la sirenita, ¿cuál es la sustancia que ganaría el premio al olor más nauseabundo?
En la naturaleza posiblemente el premio se lo llevara el metanotiol o metilmercaptano, el que se usa para dar olor al gas natural y componente principal de la halitosis, además de estar presente en nuestras orina y heces. Pero en el mundo de las moléculas sintéticas los boletos se los llevaría una de nombre peculiar: U.S. Goverment Standard Bathroom Malodor (GSBM). Fue sintetizada en 2001 por un equipo del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia, Estados Unidos. Está compuesta por ocho productos químicos, pero la composición exacta no es fácil de obtener. Mejor; hay cosas que no deben caer en malas manos.
El olor de esta sustancia es tan asqueroso que los temerarios voluntarios que decidieron exponerse a ella se pusieron a chillar y maldecir en pocos segundos. Resulta difícil describir un olor, pero se ha intentado: diez veces peor que las heces, a la que añadimos huevos podridos y una rata. Esta sustancia es la que se usa para probar desodorantes y ambientadores: si consiguen taparla, es que son buenos.
La mente que está detrás de todo esto es una científica de verbo fácil y trato amable llamada Pamela Dalton. Para ello se recorrió el mundo buscando los olores más asquerosos y analizándolos para descubrir cuáles eran los compuestos clave que le aportaban tan repugnante característica. Del producto de su investigación lo ha dejado claro: “no es algo con lo que quisieras cruzarte en la vida real”. Pero Dalton quería más y poco después, en 2002, dio una nueva vuelta de tuerca y creó Stench Soup o Sopa Hedionda, donde el GSBM es su componente principal.
Por cierto, y según confesó al periódico inglés The Times, el olor favorito de esta investigadora es el de las emisiones de diésel. Ni Chanel nº5 ni gaitas.
Fuente:muyinteresante.es