Nuestra red neuronal tiene cientos de miles de kilómetros. Los axones de algunas neuronas pueden unir regiones separadas por más de un metro y en el caso de los grandes mamíferos alcanzar longitudes insospechadas.
El nervio más largo y más ancho del cuerpo humano es el nervio ciático, que se extiende de los pies hasta la pelvis y puede medir más de un metro. Un nervio está formado por un manojo de axones, explica el neurofisiólogo Xurxo Mariño, «como si fuera una cuerda». El manojo -nervio- puede ser más largo que los axones, y dentro de un mismo nervio puede haber axones tanto de subida como de bajada. El axón más largo documentado en humanos parte de la punta de los dedos hasta la espina dorsal y puede llegar a tener un metro y medio en adultos.
El neurocientífico estadounidense Bradvey Voytek, considera que estas neuronas sensitivas -que tienen su cuerpo en los ganglios espinales – pueden ser más extensas, ya que conectan los receptores de la piel y penetran en la espina dorsal, el fascículo grácil y suben al cerebro a través del tálamo hasta la corteza. Es decir, explica Voytek, el nervio traslada el impulso desde la punta del pie hasta el bulbo raquídeo, lo que en una persona alta pueden ser dos metros de red neuronal continuada.
Extendiendo estos cálculos, Voytek prevé que el axón más largo es este mismo nervio pero en otro mamífero, la ballena azul. El mayor de estos ejemplares puede medir hasta 30 metros, de forma que sus nervios espinales podrían tener axones de hasta 25 metros. La señal eléctrica en los axones puede viajar a distintas velocidades, desde 0,5 a 100 metros por segundo. Teniendo en cuenta esta horquilla, la señal nerviosa podría tardar hasta seis segundos en alcanzar el cerebro de la ballena y que esta fuera consciente de un estímulo.
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