En el siglo XVII en Chester, ciudad ubicada al noroeste de Inglaterra en la frontera de Gales y capital del condado de Cheshire, un alguacil contrató a un platero para hacer un trofeo de plata con motivo de una carrera de caballos.
El platero se puso manos a la obra, pero el primer trabajo que este realizó era totalmente inaceptable y fuera de concepto para que lo que estaba buscando el alguacil, por lo que tuvo que fabricar un segundo trofeo, que corrió con la misma suerte del primero, pues también fue rechazado y se le pidió que nuevamente realizara otro…
Luego de haber sido desechados los dos primeros trofeos, el tercero en definitiva fue elegido como opción definitiva.
Justo en ese momento, al alguacil se le ocurrió una brillante idea para no desperdiciar ninguno de los 3 trofeos ya creados: se repartieron entre primero, segundo y tercer lugar. De ahí es de donde proviene la costumbre usada hoy en día de premiar los tres primeros puestos en diversos torneos, concursos y competencias… ¿Conocías esta historia?
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