La larga crisis lusa de Gobierno se ha interpuesto en el camino de una recuperación económica encallada en el empeoramiento de las previsiones y la presión del mercado, que observa de cerca a Portugal a menos de un año del fin de su rescate.
El desacuerdo político sobre la austeridad puso al borde del colapso la alianza gubernamental y acabó por romper, según reconocieron hoy los conservadores, el diálogo entre partidos abierto a instancias del presidente, Aníbal Cavaco Silva, para sellar un pacto estable de gobernación.
Las tensiones estallaron hace casi tres semanas como un esperado volcán tras más de dos años de ajustes y recortes en los que Portugal sigue sin despejar las incertidumbres de su economía y su fiabilidad para financiarse de manera autónoma.
El propio jefe de Estado luso aludió al fantasma del segundo rescate para pedir a los socialistas y conservadores, hace una semana, un «compromiso de salvación nacional» con el que culminar el rescate financiero, en junio de 2014.
Los temores de la delicada situación financiera se confirmaron días después en las más recientes proyecciones del Banco de Portugal.
El organismo público redujo el crecimiento esperado para 2014 del 1,1 % a un casi imperceptible 0,3 %, a pesar de suavizar en tres décimas la recesión esperada en 2013 (-2 %).
Los pronósticos contrastan con las optimistas cifras que calculaban la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que concedieron en mayo de 2011 la ayuda externa a Portugal .
El FMI calculó entonces que Portugal crecería un 1,2 % en 2013 y un 2,5 % en 2014.
Pero la fuerte y permanente caída de la demanda interna, del 7 % en 2012, y la multiplicación del desempleo, que subió casi diez puntos desde que se inició el programa de asistencia y roza el 18 %, han retrasado el despegue económico.
Para 2014, los cálculos están determinados también por los recortes presupuestarios esperados, una «pronunciada» caída del gasto público que, según el banco emisor, no compensa el buen desempeño de las exportaciones, y la caída menos acentuada de la demanda interna.
El organismo recuerda además la profunda reforma del Estado pendiente de aprobación y pedida por los acreedores internacionales para estabilizar las finanzas lusas.
Ese ajuste, que ha impedido un acuerdo en las negociaciones partidarias, debe introducir un ahorro permanente de 4.700 millones de euros en las cuentas públicas, equivalente a un 3 % del PIB luso, sobre todo mediante despidos en la función pública y una revisión del sistema de pensiones.
El Gobierno portugués insistió esta semana en que dar marcha atrás y «relajar» la consolidación presupuestaria desbarataría el esfuerzo y la credibilidad externa ganados, y reafirmó su confianza en las «señales positivas» de algunos indicadores.
Sin embargo, la crisis política ha vuelto a colocar al país en niveles de presión financiera superiores al 7 %, a dos puntos de los intereses de su deuda que le obligaron a pedir el rescate en mayo de 2011.
Los intereses de la deuda a largo plazo tocaron el 12 de julio el 8 % y se mantuvieron por encima de la barrera psicológica del 7 % durante la siguiente semana.
La discusión política también pasó factura a Portugal en la subasta de deuda que el Tesoro realizó el miércoles pasado y por la que pagó en los bonos a doce meses un 40 % más de intereses respecto a la anterior emisión.
Al inicio de la crisis de Gobierno, las agencias de calificación internacional Fitch y Standard and Poor’s coincidieron en alertar de los «riesgos financieros» para el país y avisaron de que se mantendría la incertidumbre para el cumplimiento del programa de ajustes en cualquiera de los escenarios políticos finales.
Tras el fracaso del diálogo entre los partidos, esas soluciones siguen pendientes de definición mientras los socialistas insisten en pedir elecciones anticipadas y los conservadores esperan seguir en el Gobierno.
Los dos partidos de la coalición en el poder esperan ahora el visto bueno de Cavaco a su remodelación ministerial, propuesta la semana pasada y descartada en aras del fallido acuerdo de salvación nacional.
Fuente: Globovisión