El principal sospechoso de matar a Luis Lindstron es el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), la organización terrorista que en 2008 cobró un millonario rescate por su secuestro
El asesinato se produjo este viernes en una estancia vecina a la suya, perteneciente a Maris Llorens, una ganadera brasileña con quien tenía emprendimientos conjuntos.
Cuando se retiraba en su camioneta lo emboscaron y empezaron a dispararle con armas automáticas desde flancos opuestos. Su cuerpo fue hallado a metros de la camioneta, apoyado en un árbol, con claras señales de haber sido rematado con un disparo a corta distancia.
No hay confirmación oficial, pero por el estilo del crimen y por la zona, en la que tiene mucha presencia, la policía cree que el EPP es el responsable. Sería el primer asesinato de un estanciero perpetrado por esta guerrilla que ya mató a numerosos civiles, principalmente a peones rurales.
Esta hipótesis se encuentra avalada porque por la madrugada fue detenido en un pueblo cercano un integrante de la organización. Además, el hecho también coincide con la visita del presidente Federico Franco al departamento de San Pedro. Por eso sospechan que puede tratarse de un mensaje del EPP.
Sin embargo, los hermanos de Lindstron aseguraron que la Policía está involucrada en el asesinato, ya que nunca tomó en serio las sucesivas amenazas y ataques que sufrió luego de su secuestro.
El perfil de Luis Lindstron
Era un ganadero que vivía en una zona de mucha pobreza. Pero a diferencia de muchos otros, no pertenecía a una familia distinguida ni acaudalada, sino que amasó su fortuna en base al trabajo.
Era una persona muy reconocida en la zona. Tanto que fue intendente del pueblo de Tacuatí.
Por eso causó tanto impacto su secuestro el 31 de julio de 2008. Fue la primera gran acción del EPP.
Estuvo en cautiverio hasta el 12 de septiembre siguiente, cuando su familia pagó un rescate de 300 mil dólares y lo liberaron.
Pero después del secuestro su calvario continuó. El 4 de agosto de 2009 hallaron en una zona rural un termo enterrado con 29 mil dólares. Por el número de serie de los billetes se comprobó que eran parte de la suma con la que se había pagado el rescate.
Luego de estar unos meses en poder de la fiscalía como evidencia, y Lindstron lo retiró. Dos días después recibió una amenaza diciendo que tenía que devolvérselo a sus captores, porque si no lo iban a matar.
Él lo devolvió, pero las amenazas y los pedidos del EPP para que entregue ganado, dinero o víveres continuaron. Muchas de esas amenazas se las hacía directamente Osvaldo Villalba, líder prófugo de la organización, con quien se comunicaba telefónicamente en guaraní.
A pesar de todo, nunca anduvo con custodios, ya que decía que ni aunque tuviera diez guardias podría defenderse del EPP. Además, sostenía que ya no les tenía miedo, porque no le quedaba nada para que le saquen. Parece que se equivocó.
Fuente: Infobae