El equipo checo consiguió modificar el grafeno para apresar nano partículas de metal ultra pequeñas (combinando partículas de hierro, níquel o cobalto) entre sus láminas.
Una técnica «que evita su reacción con oxígeno para que se formen óxidos de metal magnéticos más comunes pero menos fuertes», explicó en un comunicado Radek Zboril, director del Centro Regional para Tecnologías Avanzadas y Materiales de la citada universidad.
El grafeno es una lámina de carbón puro que tiene un grosor de un átomo, es más fuerte que el acero, conduce la electricidad mejor que el cobre y completamente transparente a la luz.
Su modificación química «permite controlar sus propiedades eléctricas, óptimas y magnéticas», indicó Zboril en esa nota.
«Esto nos permite crear una nueva clase de imán muy potente y estable a la atmósfera», añadió el científico checo, cuyo equipo hizo posible la producción a gran escala de estos nanoimanes.
Ya se están estudiando su utilidad en el diagnóstico médico, mediante la experimentación como agentes de contraste en resonancias magnéticas.
También se espera que el hallazgo tenga aplicación en ecología, electrónica y biotecnología.
«Compuestos de grafeno con nanoimanes de metal podrían utilizarse como sensores electroquímicos de alta sensibilidad, también en electrónica y tecnologías óptico-magnéticas», añadió el experto.
También se contempla su uso para tratamiento de aguas, dosificación exacta de medicamentos y la separación de importantes biomoléculas en bioquímica y alimentos.
En el pasado, científicos de Olomouc consiguieron preparar el aislante más fino del mundo, basado en grafeno de flúor, y más recientemente el mismo equipo creó el imán orgánico mas fuerte, también basado en el grafeno.
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