Hoy el papa Francisco inicia una gira histórica no solo por ser la de mayor duración entre los nueve viajes internacionales que ha emprendido desde que preside el Vaticano sino porque, para mayor alegría y esplendor, va a recorrer tres países suramericanos como lo son Ecuador, Bolivia y Paraguay, este último el más católico de esta parte del mundo.
Nada más grato que tener entre nosotros al primer papa latinoamericano que pasará a la historia como uno de los más audaces y modernistas de todos los tiempos. Su llegada le insufla un insuperable aire renovador a la Iglesia Católica, una de las pocas religiones del mundo que ha entendido sin dobleces la necesidad de adaptarse a los avances de la civilización.
Vale observar cómo otras religiones se detienen en el tiempo o –como en el caso de ciertas corrientes del islamismo– retroceden hacia la barbarie y el irrespeto por la vida, incluso de sus propios seguidores.
El papa Francisco de seguro llevará a estos pueblos engañados por los políticos deshonestos y demagogos no solo su mensaje de esperanza como es lógico, sino su palabra incisiva sobre las desigualdades sociales y económicas que el capitalismo basado solo en la obtención de ganancias cada vez mayores implanta en los países pobres e incluso en los más ricos.
En una entrevista efectuada ayer por Radio Vaticano y transmitida por la agencia española Efe, “el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, señaló que se trata de un peregrinaje muy deseado por el pontífice y lleno de expectativas para la Iglesia”. Parolin aprovechó la oportunidad para “recordar las palabras del pontífice durante la celebración de la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona del continente americano, el pasado 12 de diciembre”.
El cardenal Parolin dijo que en esa ocasión Bergoglio habló del “continente de la esperanza” –término acuñado por Juan Pablo II– y “aseguró que de América Latina se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen la tradición cristiana y el progreso civil”, que (según la agencia Efe) aúnen además “la justicia y la equidad con la reconciliación, el desarrollo científico y el tecnológico con la sabiduría humana y el sufrimiento fecundo con alegre esperanza”.
Desde luego estos deseos y esperanzas del papa Francisco no son compartidos por los gobiernos populistas que azotan América Latina, entre ellos Venezuela, Bolivia y Ecuador. En este último país, Ecuador, donde por cierto se da inicio a la gira suramericana del pontífice, con el beneplácito del señor Rafael Correa fueron colocados numerosos carteles y pancartas en las cuales se hacía énfasis en las críticas que Francisco ha hecho a los sistemas de gobierno que no cumplen con las promesas de mejorar la vida de sus pueblos.Pero, según la AP, el vocero de la Conferencia Episcopal, David de la Torre, dijo que “es reprochable utilizar las palabras del santo padre como piedras que se tiran al adversario, desde el punto de vista ideológico político”.
Editorial de El Nacional