Corea del Norte registró el año pasado su peor nivel de cosechas en más de 10 años, dijo este miércoles Naciones Unidas, debido a una combinación de desastres naturales, falta de tierra cultivable e ineficacia de la agricultura
El hermético país, blanco de severas sanciones de la comunidad internacional debido a sus programas nuclear y balístico, sufre escasez alimentaria crónica.
La cosecha del año pasado fue de apenas 4,95 millones de toneladas, en baja de 500.000 toneladas, indicó Naciones Unidas en su informe “Necesidades y prioridades” para 2019.
Fue “la producción más baja en más de un decenio”, dijo en un comunicado Tapan Mishra, coordinador residente en Corea del Norte. “El resultado fue una significativa brecha alimentaria”, añadió.
Como consecuencia de la reducción de las cosechas, 10,9 millones de personas (43% de la población) necesitan ayuda humanitaria en el Norte, 600.000 más que el año anterior, lo que podría aumentar los casos de malnutrición y enfermedad.
Pero aunque el número de personas necesitadas de ayuda aumentó, la ONU tuvo que recortar su objetivo de destinatarios de asistencia de 6 millones a 3,8 debido a la falta de financiación, que quedó lejos de las necesidades declaradas por Naciones Unidas.
El año pasado solo se cubrió 24% de la recaudación de fondos solicitados, lo que Mishra calificó como “uno de los planes con menor financiación en el mundo”.
Varias agencias se vieron obligadas a reducir sus programas y algunas tuvieron que cerrar proyectos, dijo el coordinador residente, quien llamó a los donantes a “no dejar que las consideraciones políticas se interpongan en la cobertura de la asistencia humanitaria”.
“El coste humano de nuestra incapacidad para responder no es mensurable”, dijo, y añadió que las sanciones provocaron retrasos y retos para los programas humanitarios, incluso aunque estén exentos de esas penas por las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
El empobrecido Norte ha sido criticado a menudo por la comunidad internacional por dar prioridad a la cuestión militar y a su programa de armas nucleares en lugar de ocuparse correctamente de su población, un desequilibrio que, según algunos, es avivado por los programas de ayuda humanitaria de la ONU.
Antes de la cumbre de la semana pasada en Hanói con el líder norcoreano, Kim Jong Un, el presidente estadounidense Donald Trump dijo en varias ocasiones que Corea del Norte podría llegar a ser una gran potencia económica si renunciara a sus arsenales nuclear y balístico. Pero la perspectiva no sirvió para que los dos mandatarios alcanzaran un acuerdo.
Terminó abruptamente: ¿por qué fracasó la segunda reunión entre Trump y Kim Jong Un?
El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington, dijo basándose en imágenes satelitales que hay señales de actividades “evidentes” en un sitio de ensayos de misiles de largo alcance, lo que hace pensar que Pyongyang podría llevar a cabo una “reconstrucción rápida” tras el fracaso de la cumbre en Hanói.
34% menos de papas
Corea del Norte vivió una rápida industrialización tras la Guerra de Corea (1950-1953), y durante un tiempo fue más rico que el Sur.
Pero la caída de la Unión Soviética (cuya ayuda financiera servía para neutralizar la mala gestión de Pyongyang) puso fin a esta bonanza y en los años 1990 el país sufrió una grave hambruna.
Aunque ese episodio permanece en el pasado, Corea del Norte sigue sin tener acceso a las últimas tecnologías y fertilizantes y sus cosechas son muy inferiores a las medias mundiales.
Además, es un país montañoso en el que solo un 20% de las tierras son propicias al cultivo.
En julio y agosto pasados Corea del Norte sufrió una ola de calor, seguida de inundaciones provocadas por el paso del tifón Soulik, unos fenómenos meteorológicos que hicieron que las cosechas de arroz y trigo descendieran entre 12 y 14%.
La producción norcoreana de soja se redujo el año pasado un 39%, y la de papas -un tubérculo que Kim Jong Un promueve como un medio para remediar la escasez-, un 34%, según la ONU.
AFP