El régimen norcoreano anunció en un editorial que rechaza la reciente oferta sugerida por Washington de retomar el diálogo «sin condiciones previas», que atribuye a una estratagema para manipular a la comunidad internacional.
«Estados Unidos está tratando de echar la culpa a otro por las tensiones en la península coreana con su ofensiva de diálogo», reza el editorial publicado por el diario del partido único norcoreano, el Rodong Sinmun.
El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, dijo la semana pasada que Washington estaría dispuesto a hablar «sin condiciones previas» con Pyongyang, lo que supondría un giro en la postura que desde hace años han defendido varias administraciones de EEUU al exigir gestos previos que apunten a la desnuclearización.
Sin embargo, la Casa Blanca matizó estas declaraciones poco después al señalar en un comunicado que el diálogo no era posible, a menos que Corea del Norte «cambie totalmente su comportamiento».
Pyongyang considera en el editorial que la oferta de EEUU «busca preparar el escenario para manipular nuevas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que puedan incluir un bloqueo marítimo si no aceptamos un diálogo cuyo objetivo es que negociemos el abandono de nuestras armas nucleares».
El propio Tillerson apuntó a la posibilidad de interceptar el transporte marítimo de productos con origen o destino en el país asiático como castigo por el misil balístico intercontinental (ICBM) que disparó el pasado 29 de noviembre.
«No hay cambio alguno en nuestra postura; no cederemos un ápice en lo que respecta a nuestra marcha destinada a fortalecer nuestra fuerza nuclear», concluye el texto del diario Rodong.
Corea del Norte aseguró tras lanzar su último misil, el ICBM más avanzado que ha probado hasta la fecha, que ha completado su «fuerza nuclear estatal».
Las continuas pruebas de armas de Corea del Norte y sus avances en este terreno, unidos a la retórica beligerante y al mayor despliegue de activos estratégicos en la región exhibido en respuesta por la Administración de Donald Trump, han llevado este año la tensión a cotas inéditas desde el fin de la Guerra de Corea.
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