Comenzó por diversión. Con la energía plena de los 24 años, Alonso (nombre en reserva) ni siquiera pensaba en la «ayudita» de la pastilla azul para potenciar su sexualidad hasta que apareció la posibilidad de probarla, sólo para experimentar.
El uso del sildenafil, compuesto químico principal de varios productos farmacéuticos que ayudan a mantener la erección, también tiene su público consumidor en la población joven, a pesar de que se trata de una medicación recomendada para hombres mayores de 55 años con problemas de disfunción eréctil.
A la mano | «Uno de mis amigos lo usó primero y cuando nos contó lo bien que le fue en la relación sexual, los demás tuvimos curiosidad y empezamos a usar la pastillita», comentó Alonso.
Por recomendación de un conocido que distribuía productos de estimulación sexual, Alonso y su grupo de amigos hicieron una «vaca» de dinero para poder comprar entre varios un empaque de seis pastillas estimulantes.
No encontraron mayores inconvenientes para adquirirla «en los clasificados de las farmacias la ofrecen y las consigues en cualquier lugar. Una amiga que trabajó en farmacias durante el turno nocturno nos comentó que esta pastilla es uno de los productos que más se vende después de las 9 de la noche», aseguró Alonso.
Dentro de la gama de productos asociados a estimular las erecciones, los jóvenes señalan la facilidad de compra en el mercado de diferentes tipos de gel para el pene, e incluso una especie de granulados que combinan con bebidas energéticas para aumentar la potencia «algunos son costosos pero reúnes el dinero y compras un paquete entre varios. Pero también te encuentras productos más baratos que hacen el mismo efecto. Por ejemplo yo hace tres años llegué a comprar una pastilla en Bs. 30 y las conseguía sin récipes médicos», agrega el joven.
De atención | Durante unas jornadas médicas sobre disfunción eréctil realizadas el pasado mes de febrero en Caracas, un grupo de especialistas en el tema presentó sus consideraciones sobre el uso de sildenafil en personas menores de 55 años, pero especialmente entre jóvenes de 20 a 35 años.
La sexóloga Isbelia Segnini precisó que el consumo a estas edades podía generar una dependencia psicológica «esta ingesta recreativa es peligrosa desde el punto de vista emocional porque los jóvenes pretenden usar la pastilla para retardar la eyaculación pero posteriormente pueden desarrollar la necesidad de usarla para sentirse más seguros cuando tienen una relación sexual».
La preocupación de Freddy Febres, cardiólogo, se relacionó con los potenciales riesgos cardiovasculares originados por el consumo de un fármaco utilizado para el tratamiento de un padecimiento orgánico en una población que no lo necesita.
Alonso asegura que consumió la pastilla en tres oportunidades pero que la última vez sintió un malestar en el organismo que lo asustó por lo que dejó de utilizarla: «tenía un calor corporal que no era normal y tuvo algo de dolor en la vista. Después me sentí mejor pero me quedó un poco de dolor de cabeza y por todo eso preferí dejar de usarla».
El grupo de amigos coincidía en que al día siguiente de tomar la pastilla, a todos les quedaba en el cuerpo una especie de resaca en la garganta, una sensación de deshidratación y algunos experimentaban un leve dolor de cabeza.
«La erección se mantiene por muchísimo más tiempo y también la sensibilidad aumenta como al 500% pero algunos amigos me comentaban que les dio como una fiebre y a mi eso me generó más reserva con la pastilla. Hace tres años no la compré más. Fue para probar, por pura diversión», agrega Alonso.
Fuente: ÚN