La muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cuyo liderazgo regional se ha visto plasmado de forma especial en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), deja a ese mecanismo que en sus ocho años de andadura se ha articulado como un “eje antiimperialista” en una situación incierta.
La ALBA, cuyas “líneas estratégicas” rubricaron en 2004 Chávez y el entonces presidente cubano, Fidel Castro, aglutina actualmente a Bolivia, Ecuador, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda y Nicaragua en un frente que, además de la integración económica, apuesta por una visión política común.
Desde que en 2001 planteó su nacimiento en contraposición a la fallida Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) impulsada en su momento por Estados Unidos, Chávez logró reunir en este grupo a Gobiernos de izquierda como los de Bolivia, Ecuador y Nicaragua que mantienen posiciones contrarias al gobierno de Estados Unidos.
Parte importante de esa estructurara es Petrocaribe, que funciona de forma autónoma y por la cual Caracas suministra crudo a los países caribeños en condiciones de financiación muy ventajosas.
“¡Solo la unión nos hará libres!”, expresó Chávez ante sus colegas de la ALBA, asegurando que los países de ese bloque y otros de América Latina libran una segunda “gran batalla” por su “plena independencia”.
De la mano del gobernante venezolano, la ALBA, que se diseñó como modelo de una “verdadera integración latinoamericana y caribeña, basada en la justicia”, ha extendido su radio de acción a posiciones comunes en temas como el golpe de Estado que derrotó en julio de 2009 al entonces presidente hondureño, Manuel Zelaya, la instalación de bases militares en Colombia y la reciente ofensiva en Libia.
También en casos como el terremoto que devastó Haití en 2010, la reciente controversia de las islas Malvinas y la presencia o no de sus integrantes a la sexta Cumbre de las Américas de 2012.
Bajo el manto de la ALBA se han organizado exposiciones, eventos deportivos y distintas iniciativas, aunque, sin lugar a dudas, uno de las más notorias tiene que ver el envío de crudo a las naciones caribeñas.
Con este fin se suscribió el acuerdo de cooperación Petrocaribe, ideado como un mecanismo de coordinación de la política energética de sus miembros y para el suministro de crudo por parte de Venezuela, miembro fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Petrocaribe, que nació el 29 de junio de 2005 a raíz de un encuentro sobre energía celebrado en Venezuela, reúne a 18 países que ven con alivio las condiciones ofrecidas por Caracas para la venta de crudo, especialmente cuando el barril superó los 100 dólares y su compra supone un duro golpe para las pequeñas economías del Caribe.
Por ello, la muerte de Chávez es motivo de inquietud no solo en Venezuela sino entre aliados, acostumbrados a un líder que defiende la revolución y el socialismo del siglo XXI como antídotos frente al sistema capitalista y al petróleo como una riqueza “para compartirla con los pueblos del mundo”.
Petrocaribe prevé una financiación de la factura petrolera de hasta 25 años, con dos años de gracia, y admite que el pago diferido se haga con servicios y alimentos.
El envío de crudo en este marco alcanza 95.000 barriles diarios, un 43 % de lo que consume la región. // IPP
Fuente: Agencias