Raro es el plato de la cocina española que no empieza por hacer un sofrito –casi siempre, aceite de oliva, tomate, ajo y cebolla– que se convertirá en la base de la receta y al que después se le incorporan más elementos.
Pues bien, someter a una cocción más larga –unos 60 minutos– y a temperatura más suave e incorporar cebolla a esta salsa tradicional de la dieta mediterránea estimula la producción de moléculas saludables por su gran capacidad antioxidante.
Lo dice un estudio publicado en la revista Food Research International llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn).
Los miembros de este equipo científico comprobaron las ventajas de la mezcla entre los diversos ingredientes del sofrito de tomate y sus efectos en la producción de isómeros —moléculas con la misma fórmula pero con distintas propiedades— del licopeno, el carotenoide más presente en el tomate y sus derivados.
Pero para los investigadores, la cebolla es el ingrediente más significativo en la elaboración del sofrito casero, ya que potencia la formación de moléculas isómeras del licopeno.
Además, si se somete al tiempo de cocción adecuado, aumentará la producción de los isómeros de tipo cis (5-cis-licopeno, 9-cis-licopeno y 13-cis-licopeno), moléculas muy biodisponibles y beneficiosas por su potente acción antioxidante.
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Por Confirmado: MariGonz