La piel es el órgano más grande del cuerpo, así como el más expuesto al sol. Aunque los rayos del sol aportan beneficios al cuerpo como la producción de vitamina D, también pueden ser nocivos si la piel no se protege adecuadamente. Por esto surge el protector solar, te lo contamos.
En la actualidad tener la piel bronceada es símbolo de belleza, pero no siempre fue así. Desde la antigüedad muchas civilizaciones intentaron descubrir componentes que protegieran de los rayos solares. En algunas civilizaciones, como la egipcia, adoraban al sol. No obstante, los egipcios conocían los daños que podían surgir en la piel por la exposición prolongada al sol. Es por esto que, para evitar los efectos negativos, se sumergían en el agua sin saber que en realidad esto bronceaba más la piel por el reflejo de la luz solar. De igual manera, intentaron proteger la dermis con barro del río Nilo y heces de cocodrilo.
Por otra parte, en el mundo antiguo tener un color de piel oscuro era lo opuesto a la apariencia deseada. Por ejemplo, en la antigua Grecia la piel clara era un elemento que indicaba riqueza y clase social alta. A medida que la piel era más oscura, peor estatus social tenía la persona. Lo mismo ocurría en el Imperio romano, donde tener la piel más bronceada significaba pertenecer a una clase trabajadora del campo.
Esta tendencia de mantener la piel pálida se mantuvo en Europa durante gran parte de la Edad Media y Moderna. Sin embargo, la tendencia cambió a partir del siglo XIX con la moda de ir por recreación a la playa. Luego, durante la Segunda Guerra Mundial, surge el protector solar tal y como se conoce.
El origen del protector solar
El protector solar está ligado al ámbito militar. Durante la segunda Guerra Mundial los soldados estadounidenses que ubicados en diversas zonas del océano Pacífico pidieron que se les otorgara algún tipo de protección contra el fuerte sol tropical de la zona. El primer producto utilizado como protección fue el aceite de parafina, un subproducto proveniente del petróleo y obtenido luego de la refinación de la gasolina. Este primer producto era de color rojizo por un pigmento que era el encargado de proteger contra los rayos ultravioleta. Otro aspecto de este aceite es que protegía y bronceaba la piel. Por lo tanto, fue el primer protector y bronceador de la historia.
Luego de la Segunda Guerra Mundial el científico Benjamin Green vio la oportunidad de ofrecer comercialmente un producto similar al aceite de parafina. A partir de esto creó un protector solar llamado Coppertone, una crema de color blanco con esencia de jazmín y que al mismo tiempo bronceaba la piel. A partir de ahí, la mayoría de las marcas famosas de cosméticos empezaron su propia producción de protectores solares.
Fuente: Culturizando
Por: Maria Laura Espinoza
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