Nada más incierto para los venezolanos que el futuro manejo de la pandemia en este nuevo año 2021. Fue un total misterio durante la cuarentena, en la que el régimen solo informaba lo que le convenía. Dentro de una semana el mundo entero estará preparado para enfrentar otra ola con una batería importante de vacunas, pero por estos lados ni siquiera se sabe qué fue lo que compraron y cómo lo pagaron.
Lo dice el experto infectólogo Julio Castro, que tiene más credibilidad que todos los de la cúpula rojita junta. Y asoma una duda muy razonable, si no han podido pagar la cuota que obligatoriamente deben a la Organización Panamericana de la Salud, ¿cómo le pagaron a Rusia 120 millones de dólares por 10 millones de vacunas?
Pero de dónde saca el dinero o los bienes para saldar esa deuda con los rusos no importa. Hace tiempo que el jefe del régimen tiene por costumbre empeñar todos los recursos explotados y por explotar de los venezolanos para cancelar sus antojos. Nunca le han faltado fondos para comprar armamentos y demás equipos militares, sobre todo los que usa para reprimir, y eso que se vive quejando de las sanciones.
Valientemente el jefe del hospital central de San Cristóbal denuncia que ya están al tope con enfermos por covid-19. Si eso es así, en una ciudad relativamente pequeña, se podría fácilmente extrapolar lo que está ocurriendo en otras localidades con más habitantes. A esto la respuesta del jefe del régimen sigue siendo “diviértanse por ahora” como que si al declarar la cuarentena radical que planea dejará de rondar el virus entre los venezolanos.
Lo peor es que, como lo menciona también Julio Castro, los antecedentes del régimen distribuyendo y haciendo campañas de vacunación no son muy positivos. No es para nada un secreto que las enfermedades que fueron largamente erradicadas volvieron a aparecer porque los rojitos acabaron con la organización y los protocolos de inmunización que se hacían a escala nacional.
Aunque se deje de lado el debate y los cuestionamientos sobre la efectividad de la vacuna Sputnik, todavía queda por determinar si está en capacidad el régimen de asegurar la vacunación masiva. Todo el mundo sabe la respuesta, y eso aumenta la incertidumbre y el miedo. Por lo tanto, sigue quedando en manos de los ciudadanos extremar los cuidados y las medidas de bioseguridad para preservar su vida, porque los rojitos, como es ya su costumbre, no tienen el menor interés de cumplir con su deber de garantizarla.
Editorial de El Nacional
