Voltéela, empiece por detrás. Huela su pelo. Con la mano derecha tome su cabello y de un tirón suave, pero preciso, lleve su cabeza hacia atrás, un poco en diagonal. Así despeja su cuello, que va a besar. Con ganas. De abajo a arriba. Y al llegar arriba, respire en su oído. Hágalo un par de veces. No muchas. Use su lengua. No mucho.
Con ambas manos acaríciela de los hombros a las muñecas. A veces suave, a veces intenso. Pero no se desconcentre. No piense en otra cosa. Siéntala. Sepa de qué color son los vellos de sus brazos. Sienta las imperfecciones de su piel. Disfrútela toda.
Empiece a retirar la camisa. Por detrás, aún no la voltee. Toque su espalda. Agáchese un poco para besarle su columna, ahí es el momento perfecto para recostarla en la cama, por la incomodidad. Suba con su lengua por las curvas de la columna. Pare a la mitad y vaya a las costillas. Bésela ahí. Con la lengua. Con un poco más de la intensidad que puso en el cuello. Vuelva a oler su cabello y en ese momento, roce apropósito su verga contra las nalgas de ella. Hágalo una sola vez. Duro. Retírese.
Quítele el pantalón. Aún no la ponga de frente. Huela su culo. Disfrútelo. Saboréelo. Pase su nariz por las nalgas de ella. Deje que su labio se deslice. Siéntala suya. Pase su lengua. Sea seguro en sus caricias, pero modifíquelas. No repita más de dos veces la misma acción en el mismo lugar, porque eso fastidia. A veces quema.
Quítele el panti.
Voltéela. Bésele las piernas. Ignore su vagina. Alterne sus manos con su lengua y suba despacito. Sin afán. Huélala. Es suya. Necesita grabarla en sus manos, en sus recuerdos. Vaya a la vagina. Respire cerca de ella. Bésela suavecito. Sin la lengua. Acaricie los labios mayores con los dedos índice y medio. Tocando suavecito. Por encimita.
Suba las manos al abdomen de ella, pero deje su boca abajo. Acaricie sus costillas, su ombligo. La curvatura que da caída a sus pechos. No toque los pezones. Al mismo tiempo, empiece a besar la vagina, pero con la intensidad olvide el abdomen y concéntrese abajo. Esa parte es importante.
Pase su lengua por encima, por los labios mayores. Todo consciente. Disfrute, pero no se deje llevar por la locura. Sienta la textura con su lengua. Los vellos –si los hay- bese la entrepierna. Ponga su nariz en el perineo y empuje un poco hacia adentro. Suba su nariz despacito, descubriendo los labios menores. Dando salida al calor que ella tendrá dentro. Saboree con su lengua los fluidos que va a encontrar. Disfrútelos. Está así porque usted ha hecho un buen trabajo. Bésela con fuerza. Luego suave. Sea consciente de lo que hace. Bésela como si besara dos bocas al tiempo. Cuatro labios. Haga partícipe toda la vagina. Ubique el clítoris. Muérdalo suavecito. Chúpelo. Y vuelva al ejercicio anterior. Cuando la humedad ya empape sus mejillas, meta los dedos. Comience con uno. Luego verá si necesita más. Repita los dos últimos ejercicios una vez más.
Suba. Bésela en la boca. Que ella sienta a qué sabe su vagina. Hágalo con intensidad. No pierda el calor que ganó abajo. Dele su lengua caliente e hinchada. Quítese su camisa y ponga su pecho contra el de ella. Baje un poco y empiece a besar sus pechos. Humedézcalos mientras sus dedos siguen allá abajo. Sin lastimarla. No necesita que grite. Solo quiere que esté muy húmeda. Que salgan ríos de la vagina. Que el calor no disminuya.
Bese sus pezones. Si lo hace antes, seguro fastidia. Los pechos y la vagina solo están listos cuando el resto del cuerpo ha sido estimulado.
Ahí ella le va a pedir que la penetre. Haga su trabajo. Luego se verá recompensado.
SoHo
Por Confirmado: Oriana Campos
