Definitivamente, éstos no solo son los músculos más difíciles de definir, sino que son los que casi todos ansiamos para tener un abdomen fortalecido y plano.
Por eso es importante recalcar que no se trata solo hacer los ejercicios específicos para ejercitar directamente el área abdominal. La alimentación y las rutinas de vida son claves para lograr tu objetivo. Además, otro ejercicio tan sencillo como caminar te ayudará más de lo que imaginabas.
Aquí las técnicas que de ahora en adelante debes aplicar en tu vida cotidiana.
Trabaja de pie
Si pasas más de 6 horas trabajando sentado, tienes un 68% más de probabilidades de sufrir problemas de sobrepeso en el futuro. Esto ha sido comprobado por científicos australianos. ¿La solución? Párate y trabaja de pie. Hay escritorios especiales que te permiten cambiar la altura y cumplir tus funciones frente a la computadora de pie.
Si eso es algo que tu empresa no te puede brindar, al menos intenta mantener cumplir ciertas obligaciones de pie (llamar por teléfono, sacar una copia, y cualquier otro tipo de actividad sencilla cotidiana).
Dato importante: de pie quemarás una caloría más por minuto que sentado (saca cuentas y tendrás la motivación suficiente para cambiar los hábitos sedentarios).
Acumula kilómetros caminando
Algo que muchos ignoran: los abdominales responden igual independientemente de dónde los trabajes. Eso puede ser con una simple actividad como caminar.
En este sentido, un grupo de investigadores franceses descubrieron que los hombres que pasan más tiempo en movimiento (no importa qué tipo de actividad sea) tiene un abdomen más plano.
Acula al menos 4 horas semanales de caminata y verás los resultados positivos.
Alimentación, alimentación y alimentación
Tanto nutricionistas como entrenadores concuerdan en que la definición “perfecta” de los abdominales depende en un 70% de la alimentación y solo un 30% del entrenamiento.
Limita tus raciones de almidón (maíz, trigo, papa) y de carbohidratos, sobre todo los días que no entrenes. Olvida los “alimentos” saturados de azúcar y carbohidratos vacíos de nutrientes (golosinas, comida chatarra). Aumenta tu ingesta de proteínas, frutas y vegetales ricos en fibra.
Otro consejo importante: lleva un control de lo que comes por la vía que prefieras y sea más efectiva para ti. Recordar lo que has comido previamente reduce el riesgo de excederte después.
Lee las etiquetas nutricionales de los alimentos antes de llevarlos a tu estómago.
Apaga la TV
No veas televisión mientras comes. Científicos de la Universidad de Massachussets en los Estados Unidos han observado que las personas que tienen esta costumbre consumen una media de 288 calorías más que las que no lo hacen.
Fuente: http://www.contextotucuman.com