En este juego del amor hay de todo: las que defienden a capa y espada que “nadie mejor que ellas para producirse placer”, y quienes tienen claro que sin duda, nada como la interacción en pareja para alcanzar el clímax.
Una de nuestras lectoras, bajo el seudónimo de Consuelo da Silva, nos arroja un punto interesante. “Si tenemos en cuenta que en gran parte el placer sexual es autosugestionado por nuestro imaginario erótico –es decir, por nuestra cabeza–, creo que podemos alcanzar placer tanto acompañadas como a solas”, cuenta.
Quien comparta esta opinión corre con ventaja, sobre todo en esas épocas de ‘sequía’, donde (lamentablemente) las relaciones sexuales no son parte importante de tu rutina. Si puedes satisfacer tus inquietudes sin necesidad de nadie más… ¡bien por ti! Será, además, una muy buena oportunidad para indagar y conocerte mejor, una de las premisas principales a tener cuenta si lo que quieres es disfrutar de tu sexualidad.
«No concibo la vida sin sexo, pero menos aún sin masturbarme. Gracias a ello he descubierto los rincones más placenteros de mi cuerpo, algo que transmito constantemente a mi pareja», se sincera Alicia, de 27 años (y seis comprometida con una relación).
Y es que, para muchas, no hay nadie como ellas para pisar el paraíso. «Mis padres siempre me han contando que ya desde muy pequeña, hacía fricción con mis piernas para darme gustito (risas). Con 32 años y muchos novios en mi historial, no hay nada que me guste más. De hecho, es algo que sé que tengo que hacer, es como mi pasaporte, para alcanzar al orgasmo», comparte Raquel.
Pero, ¿y no hay alguna mujer que no se toque? Sí, estos seres existen. También bajo seudónimo, Sara nos cuenta su experiencia. «Reconozco que tengo algo pendiente: a lo largo de mi vida, me he masturbado muy poco. Antes no le daba mucha importancia, pues sentía que con el sexo que practicaba no necesitaba mucho más. Sin embargo, hoy sé que me estoy perdiendo algo importante. Da igual el sexo que tengas: tiene todo el sentido del mundo que nadie mejor que tú para encontrar qué te gusta más y menos. Si tú no sabes esa información, ¿cómo se lo vas a transmitir al de enfrente?», cuenta.
El juego de la seducción
Todas las entrevistadas coinciden en algo: la gran estimulación la encuentran en ese momento tan animal como es la ‘conquista’. Y sí, aquí sí necesitas un compañero (o compañera). «Un cruce de miradas o un roce ya puede ser suficiente para desencadenar la excitación, incluso los preparativos previos para una cita», explica Clara, de 21 años, mientras que Elena, de 25 cree que «todo es mucho más completo con un hombre por los juegos, preliminares, por los besos… Y vale, sí: porque me gusta mucho el cunilingus y eso es algo que yo no me lo puedo hacer», explica entre risas.
Por su parte, Alicia añade que le encantan esos episodios en los que «un tío te coge, te mueve de un sitio a otro haciéndote sentir una diosa», dice. Tipo a Bardem y Penélope en Jamón Jamón, vaya…
En el equilibrio está la ‘gracia’
Vale. Está claro: nos encanta un buen revolcón. Pero ojo, porque no todos son iguales. Clara recuerda que «depende del tío. Con unos disfrutas más que con otros, así que quizá la clave no está en hacerlo sola o acompañada, sino en ¡tener muy buen ojo con tu objetivo!», dice entre carcajadas.
Para terminar, Consuelo da Silva vuelve a opinar con una reflexión que nos encanta, y perfecta para el colofón final. «En realidad lo más importante no es el estar sola o acompañada, sino el estar abstraída para poder dejarme llevar por las sensaciones experimentadas. Aún estando convencida de que puedo alcanzar el mismo placer de una y otra forma, veo una diferencia clara entre ambas prácticas: mi almohada no me abraza, mi cama no me besa, mi vibrador no interactúa conmigo. ¿Puede existir una práctica sin la otra? Claro que sí, pero es como comerse un arroz a la cubana, pero sin huevo”, concluye.
Desde luego, y si hay que elegir, nosotras preferimos el plato con huevo. ¿Y tú?
Fuente: Cosmopolitan
Por Confirmado: David Gallardo