¿Cómo se siente un orgasmo?

¿Cómo se siente un orgasmo?

El orgasmo es es la liberación física de la tensión sexual. Físicamente nuestro cuerpo tiene una serie de cambios que complementan esa sensación extrema de placer.

 

Entre ellos se presenta un aumento en la lubricación vaginal, se eleva la presión arterial y la frecuencia del pulso, la respiración se vuelve más profunda y rápida, varios tejidos se llenan con sangre, se libera la tensión nerviosa, se enrojecen los senos y otras partes del cuerpo, se calienta nuestra piel, tenemos movimientos musculares involuntarios, se presentan contracciones en el útero y todo en tan sólo 3 a 10 segundos.

 

El placer se da por toda esta combinación de factores, sin embargo se presenta específicamente en toda la zona pélvica. Cuando sientes contracciones involuntarias, rápidas e intensas en el clítoris, la vagina y el ano seguidas por una relajación total de estos músculos, ahí está, has tenido un orgasmo. Intentar definirlo es imposible, se trata de un placer incontrolable que necesitas vivirlo para entenderlo.

 

Si no has disfrutado de esta sensación o te gustaría aprender a controlarlos checa estos tips.

 

Toma nota:

 

– Cuando estés muy excitada contrae los músculos de tus piernas, abdómen, brazos y pies.Esta tensión muscular facilita un orgasmo.

 

– Contrae los músculos vaginales para que tu concentración se centre en la zona y las sensaciones estén a flor de piel.

 

– Déjate llevar por tus fantasías. Los orgasmos están fuertemente ligados a nuestro estado mental, abandona las preocupaciones, inhibiciones y demás angustias y excítate con tus pensamientos.

 

– Juega con tu respiración, hazla lenta para que tu excitación se agrande y cuando estés muy excitada acelérala para llegar más rápido al clímax.

 

– No te limites, deja que tu cuerpo se mueva libremente, que se contraiga, que tus pies se tensen, que tu pelvis se arquée. Si limitas tus movimientos es probable que se «corte» el orgasmo y no te permita llegar. ¡Déjate llevar por tus sensaciones!

 

– No sólo se llega al orgasmo a través del contacto directo con los genitales, explora todo tu cuerpo (sola o en compañía). Tus senos, tu cuello, tu vientre bajo, tu espalda y tus muslos son algunas zonas erógenas que vale la pena estimular.

 

Fuente: Veintitantos

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