El interés por la salud de la mujer ha ido aumentando a lo largo del tiempo y, hoy en día, uno de los aspectos que más nos preocupa es la salud de los senos. Es normal alarmarse si se detecta un bulto en un seno pero, por suerte, en la mayoría de casos se trata de tumores o nódulos benignos. Los ginecólogos recomiendan que se realicen autoexámenes y se hagan las mamografías que sean necesarias como revisión periódica. De todas formas, si en una autorevisión detectas alguna anomalía, como un bulto o un cambio en la forma habitual de los pechos, deberás comentarlo con un médico especialista.
La importancia de un autoexamen de senos
Debes ir al ginecólogo con frecuencia para realizar una revisión completa y, así, poder detectar a tiempo algunos problemas de salud que puedan surgir, pero es igual de importante que, una vez al mes y preferiblemente la semana después del período menstrual, te hagas un autoexamen de senos.
Con la palpación de tus senos, podrás detectar si ha habido algún cambio en su forma habitual, en el tacto de tu pecho o si ha aparecido algún bulto. Si se da tal caso, tendrás que visitar a tu ginecólogo para que te pueda revisar, hacer las pruebas que considere pertinentes y así diagnosticar si se trata de algo normal o de un problema o enfermedad que se deba tratar.
Estos son los principales pasos para hacerte un autoexamen de senos:
- Examina la apariencia de tus senos frente a un espejo y comprueba que se ven como siempre, sin cambios en la forma ni alteraciones en la piel.
- Sigue delante del espejo y coloca las manos detrás de la cabeza y, de nuevo, observa que no haya nada fuera de lo habitual.
- Realiza la misma revisión pero ahora con las manos en la cadera e inclinándote hacia adelante.
- Túmbate en la cama boca arriba, coloca el brazo correspondiente al pecho que vas a examinar detrás de la cabeza y palpa con los dedos el seno para detectar si hay alguna anomalía como un bulto o rugosidad. Cuando termines, hazlo con el otro seno.
- Otra vez de pie, repite el paso anterior. Coloca el brazo detrás de la cabeza y palpa la parte lateral y superior del pecho, cerca de la axila.
- Por último, presiona ligeramente tus pezones para ver si se da alguna secreción anormal.
- Si has detectado alguna cosa fuera de lo normal, consúltalo con tu ginecólogo.
Cómo diferenciar un bulto benigno y uno maligno en la mama
Bultos benignos
Los bultos benignos en los senos son los más habituales y existen diversos tipos entre los cuales se encuentran los siguientes:
- Los quistes: se trata de sacos llenos de líquido que se dan por alteraciones en las glándulas mamarias. Cuando notes un bulto que se mueve, que parece contener líquido por ser más bien blando al tacto y que tiene una forma redonda u ovalada, posiblemente estés ante un quiste benigno. Es importante saber que un quiste puede moverse y cambiar de tamaño según el momento del ciclo menstrual en el que te encuentres.
- Los fibroadenomas: son tumores benignos de fibra y tejido glandular que se dan cuando hay un mayor crecimiento de este tejido en algunas zonas concretas de la mama. Es de crecimiento lento, casi nunca produce dolor y se suele dar en mujeres menores de 30 años. Su forma es muy redondeada, suelen hallarse cerca de la superficie del pecho y tienen mucha movilidad. Además, pueden ser un poco duros al tacto.
- La mastopatía fibroquística: en este caso, se trata de un crecimiento excesivo de las fibras del tejido de las mamas que se da especialmente en mujeres premenopáusicas. Suele producir dolor, el cual se acentúa los días previos a la menstruación, el tacto es rugoso, duro e irregular, por lo que puede parecer que se trata de pequeños bultos, no de uno solo, y su extensión no suele estar bien delimitada.
Bultos malignos
Los bultos malignos son menos frecuentes e indican que hay cáncer de mama, uno de los tipos de cáncer más agresivos en las mujeres y que en los últimos años, gracias a numerosos estudios, se ha conseguido incrementar significativamente la tasa de supervivencia. Este cáncer se produce porqué las células del tejido de las glándulas mamarias se dividen mucho más rápido de lo habitual.
Si cuando te examinas, notas un bulto fijo o que se mueve muy poco, de tacto duro, rugoso y de forma irregular, es posible que se trate de un tumor maligno. Además de un bulto de este tipo, hay muchos más síntomas que te ayudarán a saber si puede tratarse de un bulto malo, como por ejemplo, un cambio de tamaño del seno, el cambio de aspecto del pezón e incluso una diferencia en el color de la piel.
Cuándo acudir al ginecólogo
Ahora que ya conoces cómo saber si un bulto en el seno es malo, si en un autoexamen o tras alguna prueba médica, observas la presencia de alguno de los síntomas y anomalías anteriormente descritos, es vital que acudas a tu ginecólogo lo antes posible.
Solo haciéndote las pruebas médicas necesarias como, por ejemplo, la palpación por parte del especialista, una mamografía o una punción, podrás estar 100% segura de a qué tipo de problema te enfrentas y te podrán recomendar el tratamiento más adecuado para ti.
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