El masoquismo implica sumisión, autolesiones, bondajes y flagelaciones, que de diversas formas proporcionan satisfacción mediante el sufrimiento, afirma el Instituto deSexología INCISEX en España. Pero, ¿cómo se procesa el dolor y el placer en el cerebro masoquista?
Tanto dolor como placer se forman en la misma región del cerebro, de tal manera que estímulos “adversos” tienen la capacidad de activar también las áreas que generan recompensas, como el “nucleus accumbens”, y viceversa, afirma un estudio del Hospital General de Massachusetts.
Dolor que encanta
El cerebro de manera normal ante la sensación de dolor genera endorfinas, hormonas que ayudan al sistema nervioso para contrarrestar el sufrimiento y el miedo. Pero en elmasoquismo es diferente porque el malestar es percibido como placentero en sí mismo.
Que el dolor genere placer también depende de la intensidad, ya que el cerebro se comporta de forma distinta ante un sufrimiento moderado y uno más fuerte, revela un estudio de la University of Oxford y la University of Oslo.
Por otra parte, la Universität Düsseldorf mediante una investigación revela que las personas con tendencias masoquistas mostraron un umbral de dolor más elevado y valoraban la estimulación láser que se les aplicaba como más agradable en comparación con otra a controles.
Mediante la utilización de la técnica de la magnetoencefalografía también observaron que tras una primera estimulación táctil indolora, la aplicación del láser ocasionaba una mayor amplitud en la respuesta tardía del área somatosensorial primaria del cerebro.
La explicación tentativa de los expertos apunta a que las personas con conductasmasoquistas sufren una alteración en la modulación del procesamiento de la informaciónsematosensorial, de tal manera que perciben de manera normal los estímulos de dolorque en otros no son tolerables.
El masoquismo es parte de la vida sexual de aquellas parejas que lo eligen, no están obligados y por ello es que les resulta agradable, aunque también se sustenta por la ciencia al aclarar que dolor y placer en el cerebro sí tienen una estrecha relación.
Fuente: Salud180