Los pensamientos negativos pueden crear frustración, ansiedad, depresión, dolor y angustia. Mientras que los pensamientos positivos mejoran tu estado de ánimo, el espíritu y tienden a generar aun más la positividad y la felicidad en tu vida.
Dejar ir pensamientos, hábitos o personas que no nos sirven, pocas veces se logra con facilidad; sin embargo, no tiene que ser difícil, de hecho, se vuelve más y más fácil a medida que aprendemos a aceptarnos, apreciarnos y amarnos por quienes somos y por lo que no somos. Recuerda que no puedes esperar que los demás te den lo que ni tú misma te puedes dar.
Para empezar:
Deja ir la forma negativa en la que piensas y las palabras que te dices a ti misma. ¿Cuándo fue la última vez que te dijiste algo positivo? En vez de culparte o atacarte verbalmente con palabras como “no lo voy a lograr” o “no estoy lo suficientemente apta como para lograr mis propósitos”, ¿por qué no reemplazar esos pensamientos con “sí puedo”, “voy a luchar por lo que quiero”, etc.?
Dejar ir la comparación. No te compares con los demás. Recuerda que cada persona está luchando su propia batalla. El hecho de que otra persona haya alcanzado lo que tú no has podido no quiere decir que no lo puedas hacer. Cuando nos comparamos con los demás, nos enfocamos en los logros del otro en vez de los nuestros. Hay una diferencia entre admiración y comparación. Lucha por admirar y no comparar.
Practica la gratitud y el perdón. Cuando perdonas, dejas ir todas las cosas o personas que te causan dolor, estrés, ansiedad, miedo y tristeza y aprendes a dar las gracias por los muchos regalos que la vida te ha ofrecido hasta ahora. Mantén un diario de gratitud y cada día anota por lo menos tres cosas por las cuales estás agradecida y te vas a dar cuenta de lo bendecida que eres.
Cuando aprendemos a transformar los pensamientos y patrones limitantes en pensamientos positivos, eso no solo nos hace más felices, sino que también permite que nuestra vida fluya con más paz y tranquilidad.
siempremujer