Inactividad
Cuidado con el tiempo que permaneces sentada en la silla o tirada en el sofá. Demasiado sedentarismo puede aumentar el grosor de la grasa pericárdica, una acumulación pegajosa que va cubriendo tu corazón (y que eleva el riesgo de enfermedad cardiaca). El ejercicio físico no es suficiente para eliminarla, así que no basta con ir al gimnasio después de una larga jornada sentada frente al ordenador (o un finde de maratón de series). Lo mejor es que pases el menor tiempo posible sentada.
Fumar
Consumir cigarrillos dispara tus posibilidades de padecer arterioesclerosis, enfermedad que contrae y obstruye tus arterias. Cuando esto ocurre, se reduce el riego sanguíneo que llega a una determinada parte del cuerpo y aumenta la presión, haciendo que tu corazón trabaje más de la cuenta (y privando de alimentación a tus órganos). Un solo cigarrillo –o incluso aspirar el humo de otro- tiene efectos sobre el corazón. Así que, lo mejor es huir del tabaco y del humo a toda costa.
Hacer ejercicio
Un simple entrenamiento de media hora de duración fortalece los vasos sanguíneos más pequeños o capilares de la superficie del corazón. Cuanto más fuertes sean tus capilares, más sangre podrá bombear tu corazón (y más fuerte se hará). En otras palabras, crecerá como cualquier otro músculo. Asegúrate de hacer, al menos, 2 horas y media de ejercicio por semana, para conservar unos capilares robustos.
Fuente: Womens Health