Como Jalisco

Una vez más, el oficialismo hace gala de su falta de escrúpulos a la hora de hostigar y cercar a sus adversarios. Como Hitler, cuando fraguó el atentado que envolvió en llamas al Reichstag y justificar, de esa forma, el acoso y represión a sindicatos y organizaciones antifascistas; o como Joseph McCarthy al perseguir a intelectuales progresistas por el solo hecho de pensar, Diosdado ha lanzado a sus perros de presa a la caza de todo aquel que pueda significar un impedimento para la realización del hegemónico proyecto que los Castro han diseñado a fin de garantizar la supervivencia de Cuba, a través de la gestión del PSUV.

 

Así, pues, al iniciar la sesión destinada a allanar la inmunidad del parlamentario Richard Mardo, el presidente de la Asamblea daba inicio al epílogo de su particular crónica de una inhabilitación anunciada por él mismo en febrero de 2013 cuando, con pruebas sospechosas de fraudulentas, montó una olla cuyo objetivo era persuadir al diputado aragüeño para que se pasara al bando oficialista; una maquiavélica maquinación para la cual contaba con el incondicional apoyo del tránsfuga William Ojeda, emisario del que colocó a Mardo entre la espada y la pared.

 

El dirigente de Primero Justicia, cuyo quehacer público le ha permitido ganarse la estimación de los aragüeños y cuya constancia y diligencia contrasta con la negligencia oficialista (y más exactamente con la ineficiencia del gobernador del estado) ha sido objeto de una caza de brujas que amenaza con llevarse por delante a quienes representen un escollo serio en las elecciones por venir, las municipales y, sobre todo, las parlamentarias. Por ello, la dirigencia democrática debe permanecer vigilante y, sin dar su brazo a torcer, contraatacar en el mismo plano, lo cual no es tarea difícil, porque los diputados y diputadas rojos y rojas no son precisamente la mujer del César.

 

Mientras los diputados de la oposición cuestionaban, apoyados en preceptos constitucionales y reglamentarios, la modalidad de votación que se aplicaría para tomar la medida de sanción que abre las puertas al enjuiciamiento de Richard Mardo, en los alrededores del Capitolio una panda de buscadores de pleitos pagados con fondos supuestamente escamoteados al tesoro nacional vociferaba insultos contra los representes de la Mesa del Unidad Democrática, lo que evidenciaba de modo patente y descarado que lo que se llevaba a cabo en el interior del palacio legislativo era un fusilamiento político.

 

La Asamblea se ha prostituido de nuevo para seguir corrompiendo y deteriorando la justicia de nuestro país. Al allanar la inmunidad a Mardo -quien nunca ha manejado fondos públicos- y colocarlo en manos de jueces venales para exponerlo a procesos irregulares y sentencias amañadas, se le envía un mensaje a la disidencia, a la vez que se satisface la sed de venganza de gente como Tareck el Aissami para quienes Jalisco nunca pierde y si pierde, arrebata.

 

Editorial de El Nacional

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