La psicóloga Laura Delgado aseguró que la soledad y la nostalgia que muchas personas sienten en Navidad son emociones comunes y válidas, especialmente en el contexto venezolano marcado por la migración y las preocupaciones económicas.
Durante una entrevista en el programa Punto y Seguimos de Radio Fe y Alegría Noticias, la especialista recalcó que lo importante no es evitar esas emociones, sino aprender a transitarlas sin quedarse estancados en ellas.
Aunque estas fechas son sinónimo de alegría, paz y unión familiar, también suelen remover recuerdos y generar una mezcla de emociones, debido a la activación de memorias de la infancia, la comparación entre el pasado y el presente, la ausencia de seres queridos y la presión social.
“Algo nos duele porque significó, porque importa, porque lo valoramos y nos conecta con nuestras raíces”, afirmó, al tiempo que señaló que ese dolor también puede convertirse en una oportunidad para reconectar con uno mismo y seguir estableciendo vínculos.
Evitar aislarse
La psicóloga subrayó que la soledad no debe vivirse como aislamiento. Recordó que los seres humanos son sociales por naturaleza y que “lo peor que podemos hacer en estas fechas es encerrarnos en casa”.
Por ello, recomendó buscar espacios comunitarios, salir de la rutina y participar en actividades que fomenten la socialización, lo cual no requiere mucho dinero.
En ese sentido, indicó que la nostalgia puede funcionar como un puente hacia lo que se valora y se ama, y que, aunque muchas tradiciones han cambiado con el paso del tiempo y la distancia, eso no impide crear nuevas.
Sugirió, por ejemplo, realizar videollamadas con sentido: cocinar juntos una receta de la infancia, compartir recuerdos o intercambiar fotos familiares como una forma de mantener la conexión emocional.
Delgado también resaltó la importancia de honrar a las personas ausentes o fallecidas mediante pequeños rituales simbólicos, por ejemplo, encender una vela, escribir una carta, preparar un plato que recuerde a un ser querido o realizar actividades que evoquen su memoria son formas sanas de transitar la nostalgia y abrir paso a emociones más adaptativas.
Las actividades placenteras no sustituyen el tratamiento médico
Desde el punto de vista neuroemocional, la especialista explicó que en situaciones de estrés o tristeza se altera el funcionamiento de áreas como la corteza prefrontal y la amígdala, lo que afecta la producción de neurotransmisores asociados al bienestar, como la serotonina, la oxitocina o la dopamina.
Es por ello que las actividades placenteras, sociales y fuera de la rutina ayudan al cerebro a segregar estas sustancias de forma natural, siempre que se trate de personas neurotípicas.
No obstante, aclaró que en casos de ansiedad, depresión, traumas o condiciones neurológicas, estas herramientas no sustituyen la ayuda profesional. “Allí se requiere psicoterapia y, dependiendo del caso, tratamiento farmacológico con un neurólogo o psiquiatra”, precisó.











