La gripe es una enfermedad respiratoria aguda, aparece bruscamente y se asocia con la fiebre. El responsable es el virus Influenza. Mientras que en el resfriado, los síntomas suelen ser menores. Existen más de 200 tipos diferentes de virus capaces de desencadenar sus síntomas. El coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Manuel Linares, explica cuáles son los principales síntomas de cada una. “En la gripe, el periodo de incubación es de 18 a 36 horas y siempre provoca fiebre muy alta con dolores de cabeza, musculares muy intensos, sobre todo en las piernas y espalda, y con una tos frecuente. Además la sensación de cansancio es elevada. Sin embargo, en el resfriado el periodo de incubación es algo mayor de 48 a 72 horas. Provoca irritación ocular, tos seca, congestión nasal y abundante secreción. Raramente provoca fiebre”, señala Linares.
Es muy importante saberlos diferenciar asegura María José Alonso, farmacéutica y socia fundadora de la Sociedad Española de Fitoterapia (Sefit). “En la farmacia, es muy habitual encontrarnos con usuarios que acuden buscando medicación contra la gripe, cuando en realidad tienen un resfriado común. Son enfermedades de distinto origen, y se deben combatir adecuadamente. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de no tratar la enfermedad y que pueda haber complicaciones”, afirma Alonso.
Personas más vulnerables
Aunque cualquier persona es candidata firme a sufrir ambos procesos, con la gripe hay excepciones. «Aunque todavía no se ha podido determinar qué personas tienen más probabilidades de contagio, sí se sabe que hay determinados grupos con un riesgo más alto de sufrir complicaciones si contraen el virus», señala Carlos Martín, médico de familia de Barcelona.
En este sentido, Linares considera personas de alto riesgo aquellas que puedan desarrollar una posible complicación como: “los niños menores de 5 años, los adultos mayores de 65 años, las mujeres embarazadas, las personas con patologías crónicas, con enfermedades pulmonares o neurológicas, con obesidad o aquellas que tengan sus sistema inmunitario debilitado”.
En cuanto al resfriado, puede afectar a personas de todas las edades, de hecho ¿quién no ha tenido un resfriado en el último año?; aunque también dependerá del sistema inmune de cada uno y de la capacidad que tengamos de enfrentarnos al virus. “Los resfriados están presentes durante todo el año, pero predominan más en los cambios estacionales y, fundamentalmente, cuando se cambia a una estación más fría. Ante esta disminución de temperaturas externas, disminuyen las defensas locales de nuestro cuerpo y es muy fácil la transmisión entre personas”, afirma Linares.
Cómo hay que actuar
Tanto la gripe como el resfriado se transmiten normalmente de persona a persona, ambas por vía aérea, señalan ambos especialistas en medicina, y debido a que la transmisión se suele producir cuando el infectado ni si quiera sabe que tiene el virus, la prevención se complica. Pero, aun así, siempre hay que tomar unas precauciones generales para evitar ese contagio.
Fundamentalmente hay que cuidar la higiene. “Los virus pueden estar en nuestro organismo latentes hasta dos horas después de que se expulsen vía estornudo, tos o contacto físico. Por ello, es importante lavarse las manos frecuentemente, limpiar las superficies de contacto común, evitar el contacto cercano con las personas que lo padezcan y compartir objetos en contacto con saliva o secreciones”, recomienda el coordinador de Semergen. Asimismo, es importante que al estornudar o toser nos cubramos boca y nariz con un pañuelo de papel y desecharlo a continuación.
Martín señala que en el caso concreto de la gripe, se puede prevenir a través de la vacunación. “La vacuna de la gripe brinda protección frente a ella y reduce el riesgo de complicaciones. La efectividad de esta puede variar de una temporada a otra, así como de una persona a otra. Sin embargo, lamentablemente no evita en todos los casos que se adquiera la enfermedad”.
También es importante no fumar, llevar una alimentación equilibrada, realizar actividad física todos los días y evitar el estrés.
Los especialistas recuerdan que para hacer frente a estas enfermedades no hay que echar mano de los antibióticos: “los antibióticos son solamente efectivos contra las bacterias y el resfriado y la gripe son enfermedades víricas”, explica Francisco Marín, médico de atención primaria.
Por ello, en la gripe sólo se administran medicamentos que mejoran el estado general del paciente “como antitérmicos que reducen la fiebre, analgésicos, y en caso de tos seca un antitusígeno”, apunta Linares.
Mientras que para el resfriado, Martín señala que el tratamiento es muy similar. Ibuprofeno y analgésicos, “aunque lo más importante es hidratarse bien para facilitar la eliminación de secreciones nasales”.
Ambos especialistas dan una serie de consejos para evitar coger alguna de estas dos enfermedades:
-Evitar la exposición al frío o lluvia en estas fechas.
-Lavarse las manos con frecuencia.
-Evitar el contacto, en lo posible, con una persona afectada.
-Ventilar bien la habitación de la persona que tenga el virus.
-Usar pañuelos desechables para evitar el contagio.
-Vacunarse de la gripe durante los meses previos.
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