1) ¿Tienes síntomas físicos que aparecen en forma abrupta y se acompañan de mucho miedo (miedo a infarto, desmayarse, volverse loca)?
2) ¿Tienes miedo a tener síntomas físicos (por ej., palpitaciones, vértigo, dolor de pecho) o a descomponerte cuando te alejas de la casa, tomas el transporte o te quedas sola?
3) ¿Tienes miedo a hacer el ridículo o el papelón cuando te toca hablar en público, ir a reuniones sociales o hacer reclamos?
4) ¿Eres de preocuparse exageradamente por muy pequeñas cosas?
5) ¿Te cuesta mucho relajarte y conciliar el sueño?
6) ¿Te preocupan mucho las enfermedades, accidentes o que algo malo pueda sucederte o a algún familiar?
7) ¿Te aseguras todo el tiempo de estar haciendo lo correcto y de que nada salga mal?
8) ¿Tienes necesidad de repetir conductas una y otra vez para calmarte o evitar que algo malo suceda (por ej., lavarte las manos, chequear la puerta o preguntar varias veces lo mismo, ordenar o acomodar objetos)?
9) ¿Tienes pensamientos desagradables que para vos son moralmente inaceptables y te generan miedo o malestar?
10) ¿Sientes temores excesivos y evitas ciertos objetos o situaciones que no son peligrosos en sí mismos (por ej., avión, animales, sangre, inyecciones, espacios cerrados)?
11) ¿Después de haber sufrido un trauma (por ej., accidentes, robos), te sentiste asustada, con pesadillas y recuerdos traumáticos muy vívidos? ¿Evitas objetos lugares o personas por temor a sufrir otro trauma?
Si te identificas con una o más de estas preguntas te sugerimos que te contactes con un profesional especialista en trastornos de la ansiedad para que pueda ayudarte. Una mejor calidad de vida con un tratamiento adecuado es posible.
Fuente: Entre Mujeres