Los expertos en seguridad alimentaria explican el paso a paso para limpiar la nevera y desinfectar cada superficie de este electrodoméstico para evitar que los microorganismos afecten a los alimentos
¿Cuándo fue la última vez que limpiaste el frigorífico? Es cierto que el confinamiento por la amenaza del coronavirus ha provocado que hagamos acopio de víveres durante las últimas semanas para reducir las visitas al supermercado, pero este almacenaje es compatible con la higiene, el cuidado y el orden para evitar la proliferación de bacterias y que esto pueda afectar a la conservación de los alimentos.
Una frecuencia razonable de limpieza en profundidad del frigorífico sería cuatro veces al año, es decir, una vez cada tres meses, tal como propone María Colomer, dietista-nutricionista y experta en higiene alimentaria. Si bien aclara que esto dependerá del uso que en cada hogar se haga del electrodoméstico, pues tal vez en algún caso sea necesario hacerlo cada dos meses o incluso cada mes. A esta limpieza profunda habría que sumar, además una sencilla higienización semanal de «mantenimiento».
Lo cierto es que este tipo de limpiezas en profundidad no son tan habituales como se requiere. Según recuerda Luis Riera, director de la consultora de seguridad alimentaria SAIA, un estudio de la «Global Hygiene Council» reveló, tras examinar las muestras de hogares de 9 países diferentes, que en el 40% de las casas el interior de las neveras presentaban un alto nivel de bacterias y moho . «Estos microorganismos son invisibles al ojo humano y pueden afectar a los alimentos que conservamos en la nevera», explica Riera.
Paso a paso en la limpieza del frigorífico
Aunque parece una operación sencilla, desgranamos el paso a paso para hacerlo correctamente, pues aún existen ideas equivocadas o falsos mitos en torno a este tema.
1. ¿Hay que apagarlo? Es cierto que una limpieza de mantenimiento puede llevarse a cabo sin desconectar el frigorífico, pero a la hora de hacerlo en profundidad el experto Luis Riera aconseja desconectarlo de la corriente. «De esta manera no solo ahorraremos energía, sino que también podremos trabajar de manera más cómoda sin que el pitido de la puerta nos recuerde que la hemos dejado abierta», explica.
2. Vaciado de alimentos. A la hora de elegir un día para llevar a cabo la limpieza de la nevera, María Colomer propone escoger el día de la semana en el que esté menos llena de alimentos. En cuanto a la fórmula para conservar los alimentos mientras llevamos a cabo la limpieza, Luis Riera propone guardarlos en bolsas isotérmicas o en un lugar fresco para que no se deterioren. Además recuerda que, antes de empezar a limpiar, debemos comprobar si hay placas de hielo. «Si las hubiese, es recomendable esperar a que se descongelen», explica Riera.
3. Limpieza de piezas desmontables. Es importante limpiar y desinfectar estanterías, cajones y aquellas partes que se puedan desmontar. «Si puede ser en el lavavajillas, mejor; ya que la alta temperatura nos garantiza también la desinfección. Si no resulta posible porque algunos estantes de plástico no aguanten esa temperatura (el cristal sí que lo aguantaría) las piezas se limpian y desinfectan en el fregadero de la cocina. Después las aclaramos y las secamos bien», propone Colomer.
Comparte esta opinión Luis Riera, quien además explica que la opción de usar el lavaplatos garantizaría además que no quedasen restos de productos químicos en el frigorífico.
4. Interior de la nevera. Mientras se secan las partes desmontables, limpiaremos con un paño húmedo y jabón neutro el interior de la nevera. Al hacer esta operación se pondrá una atención especial para eliminar los restos orgánicos en las bandejas, las juntas de las puertas y las gomas, donde también se acumula la suciedad, según recuerda Colomer. Eso sí, tal como matiza Luis Riera, esta limpieza solo sirve para eliminar lo superficial (incrustaciones y manchas), pero no acaba con los microorganismos.
Sobre este punto, el responsable de seguridad alimentaria de AINIA, Roberto Ortuño, incide en la necesidad de dejar actuar unos minutos el agua jabonosa y la espuma sobre la superficie. En cuanto a las bayetas que se empleen para este fin, recuerda que, según se desprende de varios estudios, las bayetas son reservorios de microorganismos por lo que es aconsejable lavarla y desinfectarla antes de su uso con lejía. Además, recomienda usar una bayeta para la limpieza,y otra para el secado.
Otro aspecto importante que destaca Ortuño es que a la hora de limpiar recovecos o las zonas menos accesibles de la nevera debe evitarse rayar o raspar la superficie con algo metálico porque, si se deteriora, corremos el riesgo de que los microorganismos se puedan fijar a ella con una mayor facilidad, según explica.
5. Secado previo. Antes de volver a colocar todas las piezas desmontables, tanto éstas como el interior deben estar completamente secos, sin restos de humedad.
6. En cuanto al congelador, el procedimiento es el mismo al del resto frigorífico, si bien es importante aclarar, que si hubiera restos o acumulaciones de hielo es aconsejable retirarlos, preferiblemente esperando a que se descongelen.
La necesaria desinfección de la nevera
Una vez hecha la limpieza, es el momento de la desinfección. De hecho, como explica Roberto Ortuño, el agua y jabón previos a la desinfección son importantes porque siempre hay que desinfectar «sobre limpio», pues no deben quedar restos de materia orgánica en la superficie.
En cuanto a los productos químicos, el experto de AINIA afirma que la lejía es muy efectiva. Se está recomendando una disolución de lejía de 20 ml por litro, si bien algunos divulgadores científicos sitúan la cantidad recomendada en 30 ml por cada litro (lo que equivaldría a dos cucharadas soperas). Pero además hay que asegurarse de que esta solución química no dañe los materiales del frigorífico. Lo más prudente, según Ortuño, es remitir a las instrucciones del fabricante o incluso tener en cuenta algunos productos específicos que se comercializan para la limpieza del frigorífico.
Comparte esta opinión María Colomer, quien recuerda que aunque la limpieza que se hace con jabón permite eliminar restos de suciedad y de grasa, una vez que la superficie está limpia debe desinfectarse para reducir los microorganismos. «El detergente o jabón es el producto necesario para una buena limpieza, y el desinfectante es el producto que ayuda a la eliminación de una proporción elevada de microorganismos», informa.
En cuanto a los productos desinfectantes de uso doméstico, los que tienen efectividad según María Colomer son la lejía, el alcohol, el agua oxigenada o el amoníaco (para el uso seguro de todos es importante seguir las instrucciones escritas en el envase) y no el limón, el vinagre o el bicarbonato, que se usan popularmente pero no son efectivos por sí mismos para desinfectar, según opina la dietista-nutricionista.
Los «olvidados» de la nevera
La parte externa de la nevera, sobre todo esa zona por donde se abre y cierra, necesita ser limpiada y desinfectada especialmente. «Es una de las áreas que deberíamos limpiar con más frecuencia, sobre todo las asas de apertura, donde se concentra una mayor contaminación pues, normalmente, cuando estamos cocinando y manipulando alimentos en ocasiones abrimos la puerta de la nevera sin lavarnos las manos previamente», explica Luis Riera.
«La zonas más críticas del exterior son las gomas, donde se puede acumular más fácilmente el moho y la zona por donde se abre y cierra la puerta», añade María Colomer.
Por último, como recomienda Colomer, sería conveniente limpiar de polvo la parte superior y trasera de la nevera por lo que es necesario moverla. De esta forma acabamos la limpieza de este electrodoméstico y nos aseguramos de su correcto funcionamiento.
Atención a la contaminación cruzada
Uno de los aspectos más importantes para garantizar la seguridad alimentaria en la nevera es, según afirma Roberto Ortuño, evitar la contaminación cruzada de los alimentos, especialmente la que se puede producir de los alimentos crudos sobre los cocinados o aquellos que están listos para su consumo. Así, es aconsejable guardar los productos frescos como la carne y el pescado en la parte baja de la nevera.
¿Hay que usar ambientadores?
No se aconseja el uso de ambientadores químicos para evitar que los alimentos absorban los olores artificiales. Un truco que aconseja el experto de la consultora SAIA es colocar alimentos muy ácidos como un limón abierto para neutralizar el olor.
Para María Colomer, no obstante, lo único que contribuye a evitar los malos olores es limpiar el electrodoméstico con la periodicidad necesaria y almacenar correctamente los alimentos. «Una nevera no tiene que oler mal. Si huele mal, es porque no estamos llevando a cabo un plan de limpieza regular o porque hemos guardado alimentos en envases o latas abiertas o rotas y eso no es una buena práctica. Todo en la nevera debe estar bien almacenado y en orden», explica.
Con información de ABC