La clave es no cambiar el tabaco por la comida, sino por otra actividad que distraiga pero que no haga daño. Te ayudamos a lograrlo.
Dejar el tabaco prolonga hasta 10 años la vida de las mujeres
¿Por qué se engorda al dejar de fumar? La nicotina, que es el componente más adictivo del tabaco, actúa como anorexígena y reduce el apetito. Además, en el aparato digestivo, disminuye los movimientos musculares necesarios para la digestión de los alimentos. También reduce la función de la vesícula biliar, necesaria para que las grasas se asimilen, y de otras secreciones digestivas, por lo que se dificulta la absorción de nutrientes. Todo esto contribuye al aumento de peso cuando se abandona el cigarrillo.
Por otro lado, al dejar la adicción mejoran enormemente los sentidos del gusto y del olfato. Las comidas pasan a tener mejor sabor y aroma y, por lo tanto, se despierta más el apetito. Se come con más ganas y comienzan a desearse alimentos con sabores fuertes. Así, se genera más ingreso de comida y, por ende, más calorías que llevan al aumento de peso.
Además, en ausencia del tabaco aumenta el estrés y la ansiedad y se trata de calmar los nervios comiendo más de lo debido. Esta ingesta aumentada es, en general, con alimentos hipercalóricos y muy poco nutritivos.
Entonces, ¿no conviene dejar de fumar porque vamos a engordar?
Definitivamente no. Si se lleva a cabo una alimentación correcta y se practica ejercicio de manera habitual, no se va a producir forzosamente un engorde. La clave es entender la importancia de dejar de fumar. Como efecto sustitutivo, no debemos cambiar el tabaco por la comida, sino por otra actividad que nos distraiga pero que no nos haga daño.
Una buena idea es hacer un listado de diez cosas que te producen placer, dejando de lado al tabaco, la comida o las bebidas (todas ellas conducen al mismo tipo de estímulo cerebral adictivo). La lista puede incluir: sumergirte en un baño de inmersión con sales, leer un libro que te atrape, conversar con amigos, ver una buena película, ir a un recital, ver una obra de teatro, cantar o bailar. También hacer trabajos manuales (como dibujar, pintar, tejer o practicar jardinería), que te mantienen las manos ocupadas en reemplazo de tu antiguo acompañante, el cigarrillo. En fin, sumar cualquier actividad que resulte gratificante y placentera, pero que no implique daño.
Cuando se evalúan las ventajas y desventajas de dejar de fumar no puede haber duda alguna de la decisión. Vencer una adicción tan nociva para nuestra salud, al mismo tiempo que podemos adquirir hábitos saludables para no aumentar de peso, es una doble apuesta de que es posible. No es ni fácil ni difícil, lo seguro es que… ¡Vale la pena!
Fuente: Entremujeres
Por la doctora Patricia Rubinstein, médica especializada en nutrición y obesidad, profesional del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna.