Una de las principales tradiciones durante la Semana Santa en Venezuela es hacer turismo. Además de pasear y de disfrutar momentos de esparcimiento, los venezolanos cumplen y guardan los rituales religiosos de estas fechas como un gran valor.
Los preparativos siempre empiezan previo a la Semana Santa. En Caracas los Palmeros de Chacao suben al Ávila unos días antes para ir seleccionando las palmas y ramas con las cuales celebrarán la llegada de Jesús Cristo. Esta es una de las prácticas más antiguas y arraigadas, pues data de 1770. Tiene la particularidad de que agrupa tanto a jóvenes como a adultos mayores, y a los más pequeños (4 ó 5 años) se les conoce como «palmeritos».
Otra tradición es venerar al Nazareno, en varias ciudades centenares de personas visten de morado y hacen una procesión hacia un templo para pagar las promesas ofrecidas.
En las distintas regiones se puede ver la veneración del pueblo católico. Ejemplo de ello son el Nazareno de Achaguas en el Estado Apure y la procesión del Santo sepulcro, del estado Aragua, específicamente en Villa de Cura, a donde llegan feligreses de todas partes.
El calendario de la Semana Mayor inicia el Domingo de Ramos (en el que se retrata la llegada de Jesús a Jerusalén), y luego destacan el Jueves Santo (Última Cena), el Viernes Santo (Día de la Crucifixión), y el Domingo de Resurrección (triunfo de Cristo sobre la muerte).
Especialmente el Viernes Santo hay una movilización mayoritaria de ciudadanos, pues los creyentes desean visitar un total de 7 templos para acompañar a Jesús en los 7 momentos más importantes de su pasión.
Cuando llega el Domingo de Resurrección, se realiza la quema de Judas, una costumbre muy extendida, que tiene siempre un toque local, pues las personas que quieren castigar al apóstol traidor aprovechan la oportunidad para señalar a alguna autoridad política de la región o del país por sus negligencias.
Para ello utilizan usualmente un muñeco que tenga los rasgos físicos del personaje público que despertó antipatía en la población, y luego lo destruyen con fuego.
«¡Más buscado que palito de romero!», dicen en criollo. Esta frase se relaciona con la Semana Santa venezolana y tiene su origen en que los Viernes Santos se solía salir al campo o a los alrededores de los pueblos a buscar siete palitos de romero los cuales, según la creencia, podían evitar los rayos y centellas.
Aunque no se preparan muchos platos típicos en los centros poblados más grandes, la mayoría de los devotos cumplen con la restricción de no comer carne. En zonas del interior del país sí se siguen haciendo los sancochos de pescado, especialmente en la zona costera, o el pastel de morrocoy en Los Llanos, así como en Falcón utilizan iguana. Lo más extendido en todo el territorio es, sin embargo, el dulcito de arroz con leche o con coco, que se puede conseguir con facilidad.
La tradición religiosa del pueblo venezolano perdura desde la colonia y se ha fortalecido. En el núcleo de la mayoría de los hogares la fe por Cristo es fuerte y la Semana Santa es uno de los momentos en los que ese espíritu se manifiesta de forma más visible.
Es necesario recordar que, de acuerdo con los evangelios, Jesús se sacrificó por el perdón de los pecados de todos los hombres, y por esa misma idea los venezolanos, al participar en esta conmemoración, reafirman su convicción de vivir con respeto, amor y promoviendo la paz. /JM
Fuente: Globovisiòn
