Las elecciones municipales del domingo en Venezuela -planteadas como un plebiscito sobre la gestión del impugnado presidente Nicolás Maduro- podrían terminar siendo más bien una consulta popular sobre la actuación de Henrique Capriles como líder de la oposición, y poner fin a su estrategia de contener la lucha contra el chavismo estrictamente dentro de la competencia electoral.
“Es un error pensar que esto es sólo un plebiscito al liderazgo de Maduro. Esto es un plebiscito simultáneo de la dirigencia del oficialismo y de la oposición”, dijo desde Miami el asesor político Esteban Gerbasi.
“Esto es una repetición de las elecciones del 14 de abril. Ellos convirtieron una elección de autoridades municipales en una elección de liderazgo nacional, en una pelea entre dos tipos que ya se enfrentaron”, agregó.
Un revés en los comicios del domingo podría llevar a la oposición a reconsiderar la estrategia que ha venido adelantando bajo el liderazgo de Capriles, quien es criticado por los sectores más duros de que lo acusan de ser demasiado blando frente al chavismo.
Hasta el momento, Capriles y el liderazgo ejercido desde la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) han centrado todos los esfuerzos de la oposición en conseguir una holgada victoria en los comicios del domingo, en un intento por dejar demostrado que las fuerzas democráticas del país fueron las verdaderas ganadoras de la impugnada elección de abril.
Pero la “estrategia electoralista” se ha tornado cada vez más irrelevante en Venezuela ante los avances de Maduro de aplicar un régimen totalitario en el país a través de los poderes especiales que obtuvo con la Ley Habilitante, dijo desde Montreal el analista Orlando Viera-Blanco.
“El poder ha quedado concentrado de una manera muy absoluta, incluso mucho más que cuando estaba Chávez, en manos de una un modelo autoritario, un modelo centralista, y un modelo que podemos ver a la luz de la ley habilitante, que termina de cercar la economía y a los últimos bastiones de propiedad privada que quedaban en el país”, comentó Viera-Blanco.
“El tema electoral en Venezuela pronto será reconocido por los sectores disidentes que sigue acompañando al liderazgo de oposición como un segmento superfluo ya a estas alturas del partido, precario para procurar un cambio político, independientemente del resultado electoral que tengamos el domingo”, dijo.
Las esperanzas de Capriles estaban centradas en una abrumadora victoria electoral que dejara en evidencia ante el mundo de que el chavismo ya estaba derrotado electoralmente.
Una victoria de esas proporciones parecía alcanzable hace pocos meses, cuando la desaprobación a la gestión de Maduro superaba el 60 por ciento, en el marco de una severa crisis de desabastecimiento y galopante inflación que acentuaba el desánimo de un chavismo ya desalentado por el fallecimiento del ex presidente Hugo Chávez.
Pero Maduro se sacó un as de la manga en noviembre al emprender un plan altamente efectista para obligar a los comerciantes del país a vender sus mercancías a precios de liquidación bajo amenaza de arrestarlos o de permitir que el populacho saqueara sus negocios.
La medida -descrita en Venezuela como una política de saqueos controlados- creará un caos económico a la vuelta de pocas semanas, pero por el momento le ha permitido a Maduro reanimar a las bases del chavismo y desarticular pronósticos de que la oposición emergerá como el claro triunfador en la contienda.
“Nicolás Maduro está logrando que renazca la confianza en muchos chavistas que creían que, sin Chávez, el chavismo no tenía futuro”, advirtió Jesús Seguías, presidente de la encuestadora Datin Corp.
El elector chavista “está percibiendo que Maduro tiene tanto guáramo [arrojo] como Chávez, [y] el despliegue del músculo oficial contra la especulación está fortaleciendo el liderazgo de Maduro dentro del chavismo”, agregó.
Por el momento, algunas encuestas señalan que los comicios podrían arrojar una correlación de fuerzas similar a la de las elecciones del 14 de abril, cuando un chavista Consejo Nacional Electoral declaró a Maduro ganador por un margen de 1.49 puntos porcentuales.
Un total de 335 alcaldías están en disputa el domingo en unos comicios donde el voto opositor estaría concentrado en los grandes centros urbanos y el chavista en los rurales, escenario que podría llevar a la oposición a ganarle al chavismo ligeramente en el número total de votos, pero obtener un número considerablemente menor de alcaldes, al ser derrotado ampliamente en las más numerosas poblaciones pequeñas.
“Hace tres meses, la oposición pudiese haber obtenido no menos de 170 alcaldías, o un 60 o 55 por ciento de esas alcaldías, hoy la proyección podría estar en el orden de 120, o 116”, comentó Viera-Blanco.
Pero independientemente del resultado que se obtenga, las pretensiones de Maduro de terminar de profundizar la revolución en Venezuela están dejando al descubierto que la oposición debe reformular su plan de acción, insistió Vera-Blanco
“Estamos en presencia de un Estado absolutamente contralor, de un Estado que ha decretado la ganancia, de un Estado que ha programado la economía y hasta la forma de pensar”, dijo el analista
“Lo electoral queda muy pequeño respecto a lo que está atravesando el país en materia de libertades ciudadanas, en materia de libertad de pensamiento, e incluso de libertades y ejercicio del comercio, y esto actores políticos como Capriles tendrán mucho que pensar sobre cómo redirigir sus estrategias de movilización, de presión colectiva, para que puedan mantenerse como opciones reales de poder”, dijo.
Fuente: Nuevo Herald