El sector comercial sabe bien que el 7 de mayo entra en vigencia la reducción de la jornada laboral, de hecho, nadie se niega a cumplir la medida, el problema es que no saben cómo ajustarse o si las dinámicas de trabajo que consideran aplicar son las idóneas.
Pequeños y medianos comerciantes coinciden en que el ajuste de los horarios de trabajo no ha contado con la suficiente explicación del Ejecutivo.
Por tratarse de un tema medular, creen que a estas alturas debería conocerse el Reglamento de la Ley del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadores (Lottt) o una resolución del Ministerio del Trabajo con más detalles sobre la jornada.
En un recorrido realizado por El Universal por distintos establecimientos se constató que varios aún no han definido los nuevos horarios de operación, a pesar de que faltan dos meses para la aplicación de la medida. Inclusive, en algunas tiendas ni empleados ni encargados están conscientes de los dos días de descanso continuos que ahora les corresponde a la semana. En otros casos, están a la espera de las decisiones que tome su área de Recursos Humanos.
En una importante tienda de ropa y artículos para el hogar manejan varios escenarios, pues tienen comercios ubicados dentro de centros comerciales que requieren abrir los siete días a la semana y otros que solo abren seis días. Uno de los esquemas es dividir a los trabajadores por grupos, para que laboren cinco días y tengan dos días de descanso semanal. En otros casos, están considerando cerrar la tienda los fines de semana por la poca afluencia de consumidores.
Los comercios que trabajan de lunes a sábado evalúan con reserva dividir a un grupo de trabajadores que preste servicio de lunes a viernes y de martes a sábado otro grupo. Desconocen si es legal este esquema, al lamentar que la Lottt no les orienta sobre cómo distribuir la jornada.
«El Reglamento debería salir para minimizar los conflictos laborales», expresa la encargada de una tienda cerca de la Plaza El Venezolano (Caracas). En su caso, no hay consenso entre quienes librarán los sábados o los lunes, y eso termina afectando la dinámica de trabajo.
Comenta que no es igual darles las indicaciones a sus trabajadores con un soporte legal a tener que hacerlo sobre la base de una interpretación particular de la Ley del Trabajo.
«Hay trabajadores que no entienden y mientras más claras sean las reglas del juego mejor», agrega otra encargada de un establecimiento en la zona.
La mayoría de los comerciantes descarta contratar personal y prefiere sacrificar un día adicional al domingo. Dicen que las ventas serán las mismas, que se han caracterizado por ser flojas en los últimos meses, y los gastos de personal se convertirían en una carga económica que no pueden asumir.
Fuentes consultadas señalan que la reducción de la jornada tiene una incidencia financiera y económica en las empresas, bien sea porque tienen que dejar de producir o porque elevan la nómina. Generalmente los empresarios deciden dejar de producir y en el caso venezolano esto se acentúa por el exceso de controles, inseguridad jurídica y poco estímulo a la inversión. Por eso no se ve una relación clara de la reducción de la jornada con más empleo.
En el caso de los comerciantes del centro de Caracas, éstos relatan que de emplear a más personas ya han advertido a sus empleados que el «aumento de salario será prudente».
La otra opción es aumentar los precios y quien terminará pagando ese costo laboral serán los consumidores.
Para los expertos, esta es una de las consecuencias de cuando se adoptan medidas inconsultas. Lamentan que la Ley del Trabajo no distinguió entre el tamaño y tipo de empresa.
Refieren que lo ideal habría sido reconocer que hay sectores que tienen unas tecnologías de producción diferente al resto y como consecuencia no pueden tratarse igual.
Diálogo incluyente
Para los expertos laborales, aún se está a tiempo de flexibilizar algunos aspectos mediante el Reglamento, a través de un diálogo incluyente con los diferentes sectores. No obstante, quienes están al frente de la elaboración de la normativa han sido claros en que el texto no estará por debajo de la Lottt.
Se espera que en los próximos días se dé a conocer una reforma parcial del Reglamento de la Ley del Trabajo, referido a la jornada. Según fuentes oficiales solo quedan por aprobar dos aspectos en el Consejo Superior del Trabajo.
Una de las observaciones que se la hecho a la Lottt es que favorece a quienes tienen empleo formal y no así a quienes están desempleados o son informales, que en conjunto suman 6,3 millones de personas, de acuerdo a las cifras oficiales.
Los temores se concentran en el impacto social a futuro y en las relaciones entre patronos y empleados. Los consultados explican que los países que tienen leyes proteccionistas suelen sortear su incidencia por el crecimiento dinámico de la economía o porque están desarrollando tecnología de punta.
En el contexto venezolano lo que se espera es un crecimiento económico cada vez más débil, por lo cual se estima que una ley laboral como está planteada puede ser perjudicial.
Destacan que el gran reto debió enfocarse a la generación de empleo formal e incentivos para la ocupación juvenil. En diciembre, la tasa de desempleo de este grupo fue de 14%.
yfernandez@eluniversal.com
Fuente: EU