El consumo de frutos secos, en particular nueces, reduce la tasa de mortalidad, independientemente de otros factores predictivos de muerte. Además, el estudio –que publica el New England Journal of Medicine– muestra que comer almendras, nueces, anacardos, avellanas, piñones y pistachos muestra relaciones inversas significativas para las muertes por cáncer, enfermedades del corazón y respiratorias.
Sus autores examinaron la vinculación entre el consumo de frutos secos con la mortalidad total y por causas específicas entre 76.464 mujeres en el Estudio de Salud de las Enfermeras y 42.498 hombres en el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud. «En comparación con los que no comen nueces, los individuos que consumían frutos secos (una onza o algo más de 28 gramos) entre siete o más veces por semana tenían una tasa de mortalidad un 20% menor y esta asociación fue dependiente de la dosis», explica el autor principal, Ying Bao, del Hospital Brigham y de Mujeres y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).
Además, Bao subraya que aquellas personas que consumían más frutos secos también estaban más delgadas y tendían a llevar un estilo de vida con hábitos más saludables, como fumar menos y hacer más ejercicio. «Los resultados de nuestro estudio y otras investigaciones sugieren un beneficio potencial del consumo de frutos secos para la promoción de la salud y la longevidad», agregó otro de los investigadores principales, Charles Fuchs, del Instituto del Cáncer Dana-Farber (EE UU).
Las nueces son acaso el fruto seco más prodigioso. Contienen importantes nutrientes como grasas saturadas, proteínas de alta calidad, vitaminas (vitamina E, ácido fólico y niacina), minerales (magnesio, calcio y potasio) y fitoquímicos, todos ellos con propiedades cardioprotectoras, anticancerígenas, antiinflamatorias y antioxidantes.
Fuente: El Siglo