Un club de pádel, ubicado en Caracas, informó este martes que empezó trabajos de «acondicionamiento» de sus instalaciones para prevenir «futuros accidentes», luego de que la Fiscalía General de Venezuela anunciara una investigación por la muerte de una guacamaya que colisionó contra el vidrio de una cancha de esta disciplina.
«Nuestro compromiso con el bienestar de la comunidad y la fauna silvestre es real y por eso iniciamos rápidamente los trabajos de acondicionamiento de nuestras instalaciones para prevenir futuros accidentes en colaboración con la Alcaldía de Baruta (este)», señaló el Club Máster Pádel en Instagram.
Agregó que estas correcciones buscan «crear espacios adecuados y sostenibles que garanticen una mejor calidad de vida para los animales».
El sábado, el Ministerio Público (MP, Fiscalía) anunció la apertura de una investigación en contra de las construcciones recientes de canchas de pádel en Caracas.
A través de Instagram, el MP indicó que se investigarán los «graves daños ambientales» ocasionados por las canchas de pádel recientemente inauguradas en la capital, por la afectación de «aves y otras especies silvestres».
Asimismo, dijo que esta situación ha provocado el «lamentable fallecimiento» de varias aves, sin precisar la cantidad.
La semana pasada, la veterinaria Grecia Marquís denunció que una guacamaya falleció luego de colisionar contra un vidrio de una cancha en el municipio Baruta.
«Tenía fractura de vértebras cervicales y cráneo», explicó en Instagram, donde compartió un vídeo del estado del ave.
Marquís recomendó a los dueños de las instalaciones de pádel poner calcomanías en todos los vidrios, instalar luces cálidas que -dijo- deben ser apagadas durante la noche, así como controlar el volumen de la música.
«Las canchas de pádel causan daños también por contaminación lumínica al instalar faros de luces LED que perturban la salud de toda la fauna silvestre de la zona», señaló la veterinaria, quien también dirige la Fundación Plumas y Colas en Libertad.
Sostuvo que este tipo de iluminación altera los ritmos biológicos y circadianos que regulan el metabolismo de las aves, alterando así -añadió- sus ciclos de sueño, de vigilia y hormonales.
«Queda en mano de las autoridades regular, prohibir y sancionar en los casos que considere la ley de protección ambiental», apostilló. EFE