Clinton se presenta como una luchadora por la clase media

Clinton se presenta como una luchadora por la clase media

En su primera gran mitin de campaña, en Nueva York, la candidata demócrata evocará la vida dickensiana de su madre y reconectará con la tradición progresista de los Roosevelt

Hillary Clinton mezclará hoy en un mitin en Nueva York lo personal y lo político, la historia íntima y traumática de su familia y una visión progresista para un país, Estados Unidos, aquejado de un malestar latente tras casi cuatro décadas de desigualdades crecientes. En su primer gran acto de campaña para las presidenciales de noviembre de 2016, la candidata a la nominación del Partido Demócrata prevé evocar la penosa infancia de su madre, Dorothy. También reclamará la figura de Eleanor Roosevelt, la esposa de Franklin Roosevelt, por su papel en las batallas de las mujeres y los trabajadores.

 

El mitin, que el equipo de Clinton describe como un «inicio de campaña», servirá a la candidata para «articular su visión» y presentar a una audiencia multitudinaria sus argumentos para ser presidenta, según explicó el viernes el responsable de su campaña, Robby Mooke, en un coloquio en la Universidad de Nueva York.
Clinton buscará la reconexión emocional con unos votantes que, aunque confían en su experiencia y su capacidad de liderazgo, dudan de su honestidad, según algunos sondeos. La impresión es que Clinton —exprimera dama, exsenadora y exsecretaria de Estado— lleva décadas encerrada en una burbuja de poder y riqueza y que un abismo la separa de las preocupaciones de las clases medias.

 

El mitin abre una nueva fase en una campaña que oficialmente arrancó en abril. Hasta ahora, la candidata ha combinado encuentros con círculos reducidos de votantes con discursos programáticos sobre temas como la inmigración o las limitaciones del derecho de voto.

 

Los rivales de Clinton en las primarias y caucus (asambleas electivas) a partir de principios de 2016 —el senador Bernie Sanders, el exgobernador de Maryland Martin O’Malley y el exgobernador de Rhode Island Lincoln Chafee— tienen pocas opciones de derrotarla.

 

El lugar del mitin —la Roosevelt Island, una isla en el East River de Nueva York— es simbólico. Nueva York es el estado de adopción de los Clinton. Entre 2001 y 2009, Hillary fue senadora por Nueva York y, cuando abandonó la Casa Blanca, Bill instaló su oficina en el barrio de Harlem, en Manhattan. Franklin D. Roosevelt es el padre fundador del progresismo estadounidense, el presidente del new deal, el programa intervencionista que Roosevelt impulsó frente a la Gran Depresión. Su esposa, Eleanor Roosevelt, una mujer activista cuando era primera dama y en los años posteriores, ha sido siempre un modelo para Hillary Clinton.

 

Clinton intenta deshacerse de la imagen elitista. Sus asesores quieren proyectar la imagen de una  luchadora, una mujer que, desde su juventud, se ha ocupado de los derechos de los niños y de las mujeres y que ha ido contracorriente en batallas quijotescas como la ampliación de la cobertura sanitaria.

 

Celosa de su intimidad, más cómoda en el debate sobre políticas concretas, Clinton expondrá en Nueva York un aspecto de su vida privada poco conocida por el gran público: la infancia dickensiana de su madre, Dorothy Rodham, que murió hace cuatro años. Los padres de Dorothy Rodham la abandonaron cuando tenía ocho años. La enviaron a vivir con los abuelos, pero estos también la rechazaron. A los 14 años Dorothy empezó a trabajar. No pudo ir a la universidad. Pero pudo criar a una mujer que aspira a convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos.

 

El mensaje de Hillary Clinton es que ella es como los estadounidenses de a pie, que ella entiende como nadie las tribulaciones de las clases medias.

 

En la primarias de 2008, que perdió ante Barack Obama, se atribuyó a Clinton un déficit de empatía. Todo es distinto ahora. Sus asesores han lanzado una operación para redefinirla. Una Hillary —así, con su nombre, aparece en los anuncios de campaña— más cercana, más humana. O, como la describió Jennifer Palmieri, su directora de comunicación, en el coloquio de Nueva York, «cálida y maternal».

 

 Fuente: El País

Comparte esta noticia: