El colapso de una tubería de aguas servidas en la Farmacia del J.M. de Los Ríos dejó sin insumos a ese hospital, después de que los medicamentos almacenados en ese servicio se contaminaran por una anegación que obligó a clausurar dicho servicio.
Aunque el incidente se registró el pasado miércoles, fue ayer cuando un equipo del departamento de Control de Inspecciones del recinto médico acudió al lugar para hacer un diagnóstico de los daños en la infraestructura que presenta filtraciones de vieja data.
Entre las pérdidas materiales, que hasta ayer no habían sido cuantificadas, el personal médico precisó que perdieron el inventario de sueros fisiológicos, antibióticos y soluciones para niños que requieren terapia de hemodiálisis.
Un médico que pidió no ser identificado destacó que la farmacia es el principal centro de suministro de la institución, por lo que advirtió que lo ocurrido incide de forma directa en tratamientos programados a los infantes recluidos en distintas especialidades.
Juan Félix García, subdirector del centro asistencial, indicó que están a la espera de las evaluaciones de Minsalud y de los organismos estatales que, a su juicio, son los responsables de emitir un parte técnico sobre el alcance de la contaminación.
A propósito de lo ocurrido, ayer el personal de guardia convocó una asamblea en la que participaron especialistas y residentes, quienes discutieron la problemática y emplazaron a la directiva del J.M. para que, en una semana, informe públicamente sobre la crisis que atraviesa el sanatorio.
El presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría, Huníades Urbina, sostiene que el centro que otrora fue referencia nacional perdió la capacidad de respuesta a la población, por lo que reitera que no están preparados para asumir a los niños que llegan del interior. «Lo ocurrido supone una pérdida millonaria que afecta a los niños que están recluidos y esperan recibir sus tratamientos», expuso.
El también director del posgrado de terapia intensiva de la UCV alerta que el hospital está próximo a un cierre técnico, pues la terapia neonatal, que disponía de ocho camas, fue cerrada los primeros días de enero por falta de un sistema de ventilación, que también compromete el servicio de Terapia Intensiva.
«El hospital no está recibiendo recursos y no hay nadie que dé respuesta», dijo Huníades, quien fue dos veces director del J.M. No es la primera vez que ese pediátrico, que dispone de 160 camas operativas de las 480 con que fue planificado, reporta problemas por filtraciones. Ya el 20 de mayo de 2014 la Emergencia, con 25 camas, había sido mudada por un bote de aguas.
JULIO MATERANO
EL UNIVERSAL