Escuchar a tu cuerpo, identificar las señales de saciedad, eliminar las rutinas que hacen que consumas alimentos hipercalóricos tras hacer ejercicio son algunas de las técnicas para evitar los atracones.
1. Entrena antes de una de las dos comidas importantes del día. Si sales del gimnasio hambrienta lo más conveniente es que planifiques tus entrenamientos justo antes de la comida o de la cena. Así podrás reponer las calorías con una comida que no te ibas a saltar en ningún caso, y evitas el picoteo.
2. Haz que tu entrenamiento sea divertido. Si dejas de ver el gym como un castigo, no necesitarás recompensas en forma de comida, sobre todo dulces e hipocalóricas, cada vez que salgas de un entrenamiento.
3. Toma lácteos. Desnatados o semi desnatados, los lácteos son un gran alimento para la recuperación, pues son ricos en proteína y te mantendrán saciada hasta la próxima comida. Además, algunos estudios demuestran que recuperarse de los entrenamientos con lácteos mejoran el rendimiento deportivo.
4. Deja de tomar cañas o «picar algo» cuando sales del ‘gym’. Muchas veces comer más de la cuenta tiene más que ver con los hábitos que con el apetito. Si tienes la rutina de pasar por un bar cada vez que sales del gimnasio y consumir unas 500 calorías de un tirón, quizás debas eliminar esa rutina de tu vida si tu objetivo es perder peso.
5. No te fíes de pulseras ni ‘apps’. No todos los dispositivos son igual de precisos midiendo calorías y estimando el gasto energético diario. Según un estudio de la Universidad de Iowa de 2014, algunos tienen un margen de error de hasta un 25%. Lo mejor es que escuches a tu cuerpo y te guíes por tu apetito y por las señales de saciedad.
Fuente: Mujer hoy