Antes de tirar la toalla y pensar que es imposible perder peso, revisa estas cinco razones por las que parece que esos kilos nunca quisieran separarse de ti.
1. Haces siempre lo mismo.
Si llevas más de seis meses sin cambiar de entrenamiento y repites una y otra vez las mismas tablas y rutinas, el cuerpo ya se habrá acostumbrado al ejercicio y ya no supondrán un desafío físico para el organismo. Así que cambia, incluso, entre los días de la semana. Mientras más variada sea la actividad más reto supondrá para el organismo que acabará finalmente adelgazando.
2. Estás afiliada a la ley del menor esfuerzo.
Quieres ejercicios fáciles que no eleven demasiado tu ritmo cardíaco. No quieres pasarlo mal en el gimnasio porque, claro, no vas a pagar y encima pasarlo fatal. Pues, querida lectora, la mala noticia es que si no hay esfuerzo no hay beneficio ni cambios en el cuerpo. Si quieres conseguir beneficios debes cambiar la intensidad del ejercicio, aumentar el peso o entrenar más tiempo.
3. Apenas te mueves el resto de día.
Es cierto que vas una hora al gimnasio tres veces por semana pero el resto del tiempo lo pasas sentada o en el coche, con lo cual siegues teniendo poca actividad física. Intenta subir todas las escaleras que encuentres en tu camino, bájate una parada antes de tu destino y aficiónate a dar paseos diarios.
4. Comes demasiado.
Después de entrenar en el gimnasio te das licencia para comer todo lo que te apetece, porque, dices, te lo has ganado. Pero no, machacarse en el gimnasio no es suficiente para perder esos kilos resistentes, también hay que cuidar la dieta y no descuidar el tamaño de las raciones.
5. Pierdes tiempo en el gimnasio.
Haces acto de presencia en la sala de máquinas pero tu prioridad es socializar, escoger la playlist perfecta, colocarte en la cinta que mejor visibilidad a la televisión tiene o ligar con el chico que te guste. El entrenamiento está en ultimo lugar y es lo que menos te preocupa.
Fuente: VidaySalud