España, Francia, Italia, Portugal y Holanda son los cinco países de la Unión Europea que exigen abrir canales de dialogo como mecanismo para solucionar la crisis en Venezuela.
Según reseña El País, los ministros Exteriores de los países europeo han dirigido una carta a la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, para pedirle celeridad en la decisión que adoptó la UE en octubre y hasta ahora no ha avanzado.
El ministro de Exteriores, Josep Borrell, lleva meses alertando de que la crisis en Venezuela requiere algo que pudiera interpretarse como un balón de oxigeno al régimen de Nicolás Maduro pero aunque Francia y Alemania se mostraban reacios a estás acciones, la crisis continuada en el país venezolano los han obligado a unirse al grupo que exige otro mecanismo para solucionar la crisis, sin que esto implique relajar la presión a través de sanciones.
“Es crucial que Europa se asegure una presencia significativa en el grupo de contacto, de forma que se defiendan de manera adecuada nuestros intereses comunes”, justifica la carta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS.
Josep Borrell, pidió más iniciativa de la Unión Europea. “No podemos pasar más tiempo pensando qué hacer. Si Europa no actúa, lo cual sería una tragedia, algunos Estados miembros tendrán que tomar la iniciativa”, alertó.
Sin embargo, algunos países europeo como Alemania, temen que impulsar un diálogo en el que participen países comunitarios junto con otros de la región iberoamerica de “alas” a Maduro en un momento de máxima represión en el país. España es consciente de los riesgos, pero considera que la inacción no constituye un remedio.
Europa envía señales contradictorias en esta grave crisis. Por un lado, mantiene en vigor las sanciones contra destacados líderes del régimen de Maduro y mantienen clara la posición de no reconocer la últimas elecciones presidenciales realizadas en Venezuela. Por otro lado, testa las aguas para la creación de este grupo internacional que promueva vías de diálogo y envía a todos sus embajadores a reunirse con el gobernante, como ocurrió el pasado fin de semana.
Sumarium/El País