Se trata de los empleados federales «no esenciales» enviados a casa sin sueldo por tiempo indefinido. «Vinimos a cerrar todo y dejar un mensaje de ausencia en nuestros teléfonos», explicó uno de los afectados por la paralización de las partidas. Obama arremetió contra los republicanos por el bloqueo del presupuesto en el Congreso
«Hemos recibido un e-mail, se supone que tenemos que venir a cerrar todo y dejar un mensaje de ausencia en nuestros teléfonos y una respuesta automática en nuestros correos electrónicos para decir que estaremos ausentes. No se sabe cuánto tiempo va a durar…», explica un funcionario de la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA) que prefirió no revelar su nombre.
En el interior del edificio, un guardia de seguridad, también empleado federal, sonríe y lanza: «Buenos días, ¡estamos aquí!».
Ambos forman parte de los cerca de 800.000 empleados federales «no esenciales» enviados a casa sin sueldo desde este martes por tiempo indefinido. La mayoría ha venido muy temprano para acabar las cosas pendientes y estará de vuelta en casa antes del almuerzo.
Christine Baughman, también funcionaria de la EPA, arremete contra los legisladores: «¡Tenían seis meses para votar el presupuesto, pero aparentemente eso no era suficiente! Nunca es suficiente», dice a la AFP. Criticando tanto a demócratas como a republicanos, señala: «No han hecho su trabajo ¡y ahora nos impiden hacer el nuestro! Es trabajo del Congreso, no de (el presidente Barack) Obama» acordar un presupuesto para el Estado federal.
«Todos debemos ahorrar ahora, sobre todo quienes tienen retiros automáticos de sus cuentas bancarias, porque su próximo sueldo estará reducido a la mitad o más, y si la parálisis del gobierno continúa, ellos no tendrán nada», insiste Baughman, quien ya vivió la primera parálisis administrativa en 1996.
Un poco más lejos, Carlos Matuz, auditor de la Agencia de Desarrollo Internacional, se dirige a su oficina, en su caso por fortuna a trabajar: «Mi trabajo está considerado esencial, por lo que yo debo trabajar haya o no parálisis del gobierno». Pero confiesa estar preocupado por sus colegas de otras agencias enviados al desempleo técnico: «Eso no es bueno».
Otras agencias gubernamentales, todos los museos nacionales de la prestigiosa institución Smithsonian, gratuitos para la mayoría y abiertos todo el año, muestran sus puertas cerradas; en muchos casos, con un cartel explicativo de este tenor: «Cerrado debido a parálisis del gobierno».
Ante el Museo de Historia de Estados Unidos en el National Mall, la arbolada explanada que conduce al Capitolio, cuatro guardias de seguridad impiden, este martes, a los turistas acceder. «Está cerrado hasta nueva orden», dice uno de ellos a la AFP.
Lo mismo ocurre en las entradas de los célebres monumentos de la capital, objetivos imprescindibles de los turistas. Su acceso está completamente bloqueado por cintas amarillas de policía que indican: «No se puede pasar». Ante el memorial de Abraham Lincoln, Ray, oriundo de Los Ángeles y de vacaciones en la Costa Este con su familia, dice estar decepcionado por este atípico cierre.
«Yo quería de verdad ver este monumento, qué mal», comenta a la AFP, aunque reconoce que no entiende del todo qué sucede. «Sé que es por este asunto de la parálisis del gobierno, pero no estoy seguro de entender qué quiere decir eso».
El Congreso – en especial los diputados republicanos- frenó el presupuesto enviado por la Casa Blanca para postergar la entrada en vigor de la reforma del sistema de salud pública propuesto por el presidente, Barack Obama. Para el senador demócrata Harry Reid, los legisladores republicanos «han perdido la cabeza» y prefieren provocar la parálisis del gobierno federal para bloquear la reforma del sistema de salud.
Las idas y vueltas entre las dos Cámaras del Congreso estadounidense se mantuvieron hasta el último instante.
Fuente: AGENCIAS