Sus cuidadores en la ciudad oriental de Fuzhou dijeron que Basi sufría de una serie de dolencias, entre ellas problemas hepáticos y renales, antes de fallecer el miércoles a la edad de 37 años.
Su cuerpo será preservado y colocado en un museo dedicado a su vida, informó el jueves la agencia oficial de noticias Xinhua.
«Tenía mucho talento y le gustaba levantar pesas, montar en bicicleta y jugar baloncesto», dijo Xinhua.
Nacida en la selva en 1980, Basi fue descubierta por los aldeanos después de caer en un río helado en la provincia occidental de Sichuan a los 4 años de edad. Fue enviada al centro de cría en Fuzhou, donde vivió la mayor parte de su vida, sin dar a luz cachorros.
La panda gigante fue llevada a San Diego en 1987 para una visita fuera de lo común a Estados Unidos. Atrajo a más de dos millones de visitantes durante su estancia de 200 días, acompañada por su compatriota, el panda Yuan Yuan. Sirvió de modelo para la mascota de los XI Juegos Asiáticos, que se celebraron en Beijing en 1990.
Existen pocos pandas gigantes y viven principalmente en las montañas de Sichuan, cubiertas de bambú.
Se calcula que hay 1.864 de estos animales viviendo en estado silvestre, donde están amenazados principalmente por la pérdida de su hábitat. Se calcula que otros 420 viven en cautiverio en zoológicos y reservas, la mayoría en China.
Generalmente se considera que los pandas gigantes son viejos después de alcanzar los 20 años, pero logran vivir muchos años más en cautiverio, donde pueden ser atendidos por enfermedades y protegidos de accidentes.
Esto ha hecho que haya un número creciente de pandas ancianos cautivos, que padecen de la vista, mala digestión, dientes en malas condiciones y extremidades artríticas, junto con emociones fluctuantes.
En Sichuan se ha creado un hogar especial para los pandas viejos, con el fin de proporcionarles dietas personalizadas, ejercicios y otros cuidados destinados a mejorar su calidad de vida.
Panorama
María L. Espinoza