Si algo debe mantener el chavismo en estos próximos días en los que se avecinan elecciones presidenciales es que su único candidato debe ser el vicepresidente ejecutivo Nicolás Maduro, pues de esa forma cumpliría cabalmente con lo solicitado por el presidente Hugo Chávez en su última alocución, el 8 de diciembre.
Pese a que uno de los escenarios que establece la Constitución tiene que ver con que el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, asuma la Presidencia de la República debido a que no hubo juramentación presidencial el 10 de enero, el único que políticamente sostiene esto es el diputado Fernando Soto Rojas. Mientras, las consignas coreadas por miles de adeptos al oficialismo desde este martes sigue siendo: “Maduro presidente”.
El impedimento para que Maduro llegue a incorporarse a la carrera por la silla de Miraflores estaría en el artículo 229 de la Constitución, que prohíbe que el vicepresidente sea candidato presidencial. Para serlo, tendría que separarse durante tres meses del cargo, tiempo que supera los 30 días en el que se deberían celebrar los nuevos comicios.
La sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del 10 de enero, con base en la tesis de la continuidad administrativa, impide que Diosdado Cabello sea el presidente encargado. Además, al ser titular de la presidencia de la Asamblea Nacional, tampoco puede aspirar a la candidatura presidencial.
El abogado constitucionalista Juan Manuel Raffalli dijo que las únicas vías para que Maduro sea candidato son la designación de un vicepresidente que lo sustituya o que el TSJ decida sobre la materia.
Hasta el momento las posibles decisiones del Gobierno sobre el asunto representan sólo hipótesis. Apenas se cumplen tres días de la muerte de Chávez, Maduro ya firmó su primer decreto como sucesor encargado y la atención del gabinete ejecutivo parece ser coordinar el recibimiento de los mandatarios extranjeros y la construcción del mausoleo en el que será sepultado el Presidente.
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