Pese a que el domingo próximo 12 se celebra el Día de las Madres, y es costumbre que este camposanto sea muy visitado antes, durante y después de esta fecha, no se observa limpieza. Ni siquiera por donde pasa la novia, como se dice popularmente hablando.
Desde que se cruza el arco principal de este camposanto construido por Antonio Guzmán Blanco en 1876 se nota la falta de mantenimiento.
La última jornada de limpieza se hizo en febrero de este año, de cara a la conmemoración de un año más del caracazo. En esa oportunidad la Corporación de Servicios Municipales metió a 130 hombres para que hicieran barrido y desmalezamiento. Inclsuo se informó que podaron 115 árboles.
Pero de esos trabajos no queda ni la sombra. Pues lo que está a la vista es un deterioro galopante. En todas las parcelas sobra el monte y la basura. Hay urnas con alto grado de corrosión, lo que evidencia que tienen mucho tiempo regadas en la vía pública.
Tras los recientes aguaceros hay zonas llenas de lodo y palos. Además continúa en avance las profanaciones de tumbas, incluso panteones enteros están siendo desvalijados a pocas cuadras de la oficina central que administra el cementerio.
En cuanto a la seguridad, los visitantes -muy pocos por cierto comentan que recorren este lugar a su suerte. «No se ven policías. Me asusta ver tanto matorral, pienso que me va a salir alguien vivito y coleandolo», dijo Marisabel Jiménez, quien junto con su hija fue a limpiar la tumba de un familiar. «No vengo el Día de las Madres, ese día es un despelote para llegar aquí».
Sólo en la entrada se vieron dos maquinarias pesadas y una cuadrilla de obreros. Se les consultó si estaban por iniciar el operativo de limpieza previsto para esta fecha, y no dieron detalles.
Fuente: ÚN