Estuvo el jueves pasado de paseo electoral por Margarita el señor Maduro. Abusando del poder, amenazó a un gobernador electo con un importante aporte de chavistas que compensaron la abstención opositora en las pasadas regionales (fue bruta) y nada querían con el general Mata, ordenó la intervención del Sistema Ambiental Neoespartano de Aseo y Residuos (Sanear), uno de los escasos organismos que no le fueron arrebatados al poder regional por el comisario político rojo Dante Rivas.
No se necesita ser adivino para profetizar que, en adelante, se multiplicará la basura, gracias al desenfreno pachanguero de los alcaldes pesuvecos que gestionan la administración de todos los municipios del estado, y su patrocinio de saraos y verbenas electoreras.
Para arrancar vivas y un ¡vaya duro Nicolás! a la concurrencia tarifada que se concentró en una estrecha callejuela de Porlamar, el continuista amenazó con revocar al gobernador Díaz y prometió el oro y el moro a quienes por él voten el 20 de mayo. Y para coronar su faena, anunció que “Nueva Esparta es por decreto la primera zona petro del país en el marco de la zona franca”.
Sí, ¡zona franca!, ni siquiera dijo puerto libre, no; y no hubo quien le enmendara la plana y lo sacara de su error. Nadie de su séquito leyó el lunes las páginas de un periódico que no escatima loas al visitante. ¿O es que, como se deduce de un paseo por la isla, el régimen de puerto libre no agoniza, sino que fue enterrado?
“Al menos 7 de cada 10 tiendas han cerrado sus puertas en la isla”. Así de deprimente y alarmante fue el titular de la edición del 7 de mayo de El Sol de Margarita. Deprimente, porque revela hasta dónde las políticas económicas del socialismo del siglo XXI han “revolucionado” el comercio insular, al punto de hacerlo desaparecer casi por completo. Alarmantes, porque de acuerdo con declaraciones de Andrés Rodríguez Ghersi, presidente de Fedecámaras Nueva Esparta, “90% de los propietarios en el puerto libre, prefieren el cierre definitivo que trabajar a pérdida”.
Si a los anacrónicos conceptos embadurnados de moralina respecto al turismo que maneja el paragobierno protector impuesto por Maduro para despojar de sus atribuciones y competencias al mandatario regional Alfredo Díaz, sumamos el poco interés por esa industria sin chimeneas demostrado por la pandilla de alcaldes rojo rojitos que no ven más allá de sus narices, pareciera cantada la muerte de una iniciativa esencial para el desarrollo isleño.
Afirma Andrés Rodríguez Ghersi, y cualquier visitante lo puede verificar, que “los bulevares, calles, avenidas y centros comerciales lucen como verdaderos cementerios de tiendas del puerto libre que otrora fueron un atractivo más para la actividad turística”, actividad por la que ni el gobierno de Chávez ni el de Maduro han tenido algún tipo de políticas, a no ser que la falta de alicientes y la negativa a suministrar divisas preferenciales a los comerciantes sean tenidas como tales. Así naufraga el edén imaginado por los navegados que ya no ven a Margarita como la isla de sus fantasías sino como un cementerio de elefantes.
Editorial de El Nacional